“Sin animales no hay circo”
Asociaciones y empresas del sector hacen frente común contra la prohibición que prepara la Generalitat
El Circo Mundial se detuvo en 2003 como cada año en Barcelona, más de 60.000 personas abarrotaron las gradas. Tanto fue el éxito, que prolongaron su estancia en la ciudad. Por entonces, aún no estaba aprobada la ordenanza municipal que prohíbe la actuación de animales en espectáculos circenses que meses después sacó adelante el Ayuntamiento de la ciudad con el impulso de Jordi Portabella, ex teniente de alcalde de la ciudad. Un año después, la compañía volvió a Barcelona, pero la asistencia se resintió de la restricción del Consistorio. “No llenábamos ni a la mitad el aforo”, recordó ayer Sergio Peñate, durante la rueda de prensa organizada por empresarios y asociaciones del sector circense, respaldados por domadores y faquires, para exponer sus quejas contra la intención de cinco partidos políticos (CiU, ERC, PSC, ICV-EUiA y la CUP) de prohibir en Cataluña el “uso de animales en los circos”. El Circo Mundial nunca más volvió a Barcelona.
Peñate expuso el ejemplo de su compañía, pero el sector no habla de las consecuencias globales que tendría esta medida. Son románticos, a priori, y muestran más temor por las consecuencias que acarrearía al circo tradicional la prohibición de las “actuaciones”, término constantemente reivindicado por los denunciantes en vez de “uso”, de animales.
La intención de las formaciones, con clara mayoría en el Parlament, es acabar con estos espectáculos para “evitar el sufrimiento y los malos tratos de los animales”. “¿Qué sufrimiento? Están criminalizando el circo”, se quejó airadamente Alfred Fort, gerente de la Asociación de Profesionales del Circo de Cataluña. “Se basan en malos tratos, generalizan que en este negocio todos son iguales, es una bestialidad [sic]. ¿Y qué pasa con los animales que se utilizan en otros espectáculos, deportes o incluso por los caballos de la Guardia Urbana?”, añadió Fort, quien denunció que la iniciativa de los cinco partidos políticos surgió de la presión recibida por un lobby animalista, Libera, sin tener en cuenta la opinión del sector.
El frente común organizado por el sector llega cuatro meses después de que las formaciones presentaran la proposición de ley en el Parlament. “Ha sido muy difícil organizar y unir a todos los representantes”, reconocieron. Al igual que les fue difícil exponer sus objetivos, más allá de dialogar con los parlamentarios. “El circo era un espectáculo en el que se enaltecía la belleza de los caballos, desde que el circo se creó a mitad del siglo XVIII estaba pensado para espectáculos ecuestres”, rememoró Genís Matabosch, director del Festival Internacional del Circo Ciudad de Figueres. En sus alegaciones, Matabosch denunció que el espectáculo no sería lo mismo sin animales, “moriría”.
El sector se quejó amargamente de que sea Cataluña el único Gobierno que se plantee una prohibición que afectaría a todo tipo de animales. “Prohibir no es avanzar, regular sí”, matizó Matabosch, que, como el resto, pidió a los grupos parlamentarios que se sienten a dialogar antes de aprobar la ley. “Somos los primeros que queremos una regulación, y que se realicen controles para evitar malos tratos, pero hablemos”.
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