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Díez Alaba plasma en sus paisajes abstractos la calma de Menorca

La exposición 'Transitando un tiempo' recoge 33 obras de producción reciente

El País
Mikel Díaz Alaba ante una de sus obras expuesta en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Mikel Díaz Alaba ante una de sus obras expuesta en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

El Museo de Bellas Artes de Bilbao, dentro de su línea de trabajo por divulgar la obra de los artistas vascos, acoge Mikel Díez Alaba. Transitando un tiempo, una exposición de 33 obras, principalmente paisajes abstractos realizados en los últimos años en los que  trasluce la calma de la isla en la que vive, Menorca.

"Es el trabajo de dos años y acabe llamándolo Transitando en el tiempo porque al final es el tránsito de un tiempo en el que se producen muchas cosas y en ese tránsito de ese tiempo es el tiempo en el que he producido esto", ha explicado Díez Alaba (Bilbao, 1947). "He querido hacer una exposición unitaria. Personalmente me planteé varias alternativas posibles a cómo organizar un espacio y al final pensé que quizá lo que podía resultar más fácil era que hubiera una armonía entre todos los elementos, que no hubiera elementos de otro tiempo ni elementos disonantes".

Entre las obras reunidas destaca un mural compuesto por 144 pinturas de reducidas dimensiones, a las que el artista llama "mínimos". "Esta colección de piezas pequeñas responde a dos sentidos. Por una parte, vivimos tiempos difíciles y me di cuenta que con poco podía hacer mucho, que podía montar una exposición con un taco de folios", ha asegurado. Este sistema le "facilitaba" la forma de trabajar "sin la obligación que siempre supone lo que es un lienzo o un gran papel". Por otro lado, Díez Alaba ha intentado emular "a su manera" el laboratorio de Jorge Oteiza, un artista al que el pintor vasco admira "en su espíritu" y al que le ayudó a entender "muchas cosas de este país". Con esta premisa pudo "experimentar de manera más pequeña".

El director del Museo de Bellas Artes, Javier Viar, ha situado la muestra dentro de la línea de revisión de los autores vascos nacidos en los años 40, que se dieron a conocer en los años 70, y que conformar "una de las generaciones del arte vasco más interesante".

En su opinión, la obra de Díez Alaba "ha evolucionado de manera coherente" con sus primeros trabajos figurativos y críticos en los años setenta y con influencias británicas, pasanndo a una "semi-abstracción" con un contenido "claramente urbano y dramático, que se desarrollaba luces en aspectos uniformes y cuestiones morfológicas referidas a la ciudad" para luego pasarse "hacia un formalismo" con la naturaleza como tema central, especialmente tras trasladar su residencia a Menorca en 1981.

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