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LA CRÓNICA DE BALEARES
Crónica
Texto informativo con interpretación

Munar intramuros

Sobre la exautoridad y otros políticos corruptos que cumplen condena tras la época de su circo multimillonario

Los encarcelados pintaron el mapa de los negocios urbanísticos en Mallorca.
Los encarcelados pintaron el mapa de los negocios urbanísticos en Mallorca.TOLO RAMON

En la cárcel, Maria Antònia Munar es ella hasta donde puede. La exautoridad condenada renació, lideró una protesta de internas de su módulo y encabezó una reivindicación ante los funcionarios de Instituciones Penitenciarias.

La ex figura estelar durante tres décadas en el escenario del poder político se quejó del frío, del ambiente gélido intramuros. En prisión, la sensación de nevera en las celdas acentúa los efectos de la soledad y el padecimiento de habitar recluido. Munar y sus colegas lograron su objetivo, se amplió el horario de la calefacción y ese malestar se mitigó.

Rea, aislada, sin lujos ni intimidad, ella y todas cohabitan con otra interna en un habitáculo sin comodidades, vistas, teléfono o Internet. Lo más duro es tener que compartir el sanitario de la celda con la compañera. En momentos íntimos, agobia más la ausencia de privacidad.

La ex directora de prensa de Munar, Margarita Sotomayor, presa también por corrupción, con la misma pena que aquella a y por la misma causa, esculpió en un manuscrito la dureza de este instante de falta de libertad, de máxima incomodidad en el excusado. Sotomayor fue la número dos de la radiotelevisión Ib3 y publicó una carta en el Ara, su primera pieza periodística conocida, una exclusiva que han podido narrar pocos.

La ex alto cargo Antònia Ordinas, otra corrupta, esta confesa, habita cerca de Munar y Sotomayor y tiene experiencia anterior como preventiva. Carga menos condena y un talante endurecido de quien ve las cosas como una novela autobiográfica, un libro que escribe. La narco La Paca amparó a Ordinas en su primer ingreso, cinco años atrás. Nada de lo necesario le faltó a ella y a su esposa, la soprano Isabel Rosselló, que espera paciente en libertad.

Agobia la ausencia de la privacidad en momentos íntimos por necesidad

En el estricto régimen carcelario no hay relación directa ni visual entre hombres y mujeres, que están en secciones separadas. Acaso se ven o se cruzan en el salón de actos en acontecimientos culturales o religiosos.

Munar, curtida en la autoridad y hoy en el dolor y sollozo silencioso, no vio mitigada su estancia penitenciaria por el cáncer, ya superado. Vive rodeada y protegida, festejada por obsequiosa. Se integró en el coro femenino y cantó villancicos con colegas de medio mundo que al ingresar retrató, distante, como presas comunes con delitos de sangre y narcotráfico.

Asistió a la misa de maitines que ofició el obispo de Mallorca, Javier Salinas. Con la población creyente estaban el fiel munarista Xisco Buils, un exconsejero con 25 kilos menos y nueve causas pendientes que práctica el baloncesto. También Miquel Nadal, otro exhombre fuerte y exdelfín, obsesionado en correr y olvidar, al entrar ya tenía asumido el tiempo que perderá kilos entre rejas.

Nadal y el veterano preso y corrupto arrepentido Tomeu Vicens son las bestias negras de Munar, sus delatores ante los tribunales. Vicens dijo la frase cruel: yo le di dinero a Munar para ella y el partido varias veces.

Munar, Nadal, Vicens (los tres abogados y delincuentes) junto a Jaume Matas, pintaron el mapa de los negocios urbanísticos de Mallorca. En la pista del circo con leones de la burbuja inmobiliaria se repartieron la manija de cartas multimillonarias con premios, ventas, permutas y compras marcadas, con nombre y apellidos.

El mapa de los negocios fue de los reos Munar, Nadal, Vicens y Matas

Jaume Massot, el proclamado más sabio del Urbanismo de Baleares, exalto cargo de Matas, que conocía los zurcidos y colores de aquel tapete y mapa de los tesoros, también acompaña en prisión a los antiguos próceres. Es el más veterano y suma ocho años de reclusión.

Tomeu Vicens ha salido casi una decena de veces de permiso, después de tres años y medio de encierro. La última ocasión en que gozó de un paréntesis de vida urbana y familiar, acudió con su mujer a unos grandes almacenes de Palma a comprar regalos de Navidad y eligió dos libros, best seller para sí, para entretener los días contados en penas pendientes.

Na Munar usa el excelente vestuario de calle, complementos y zapatos altos. El peinado y manicura es muy frecuente, en economía de intercambio, por vales y tabaco, a manos de otras presas. Agota su cuota de llamadas al exterior para comunicar con su madre en Costitx. Apenas insiste en las proclamas coloquiales de nueva presa que vindica su inocencia. Con medio año de pena cumplido, ha mitigado el uso del látigo verbal de rebeldía por estar allí "por no haber hecho nada".

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