Ramón Labayen, intelectual, demócrata y nacionalista
Desempeñó una tarea fundamental en la puesta en marcha de instituciones que forman parte del ADN del autogobierno vasco
La noticia del fallecimiento de Ramón Labayen me ha sorprendido en una de las calles de Tolosa que Ramón más apreciaba: Letxuga Kalea (Calle Lechuga), en el Casco Antiguo de nuestro municipio. Ramón, histórico militante del PNV, primer consejero de Cultura del Gobierno Vasco y Alcalde de San Sebastián entre 1983 y 1987, falleció en la madrugada del sábado, a los bien llevados 85 años, tras una larga enfermedad. Sobrecogido y conmocionado como toda la familia de EAJ-PNV, hoy me asaltan cantidad de imágenes y vivencias que tuve el privilegio de vivir con él: la visita que me hizo al Ayuntamiento de Tolosa habiendo sido yo recién elegido alcalde, o la gran ayuda que aportó a los trabajos realizados junto con la Sociedad de Ciencias Aranzadi a la hora de investigar y trabajar en la recuperación de la memoria de Tolosa entre 1936 y 1945. Verle entrar en el despacho era increíble, principalmente por la fuerza, energía e ilusión que transmitía.
Hijo de Antonio María Labayen, destacado escritor (considerado padre del teatro en euskera) y político del PNV (Alcalde de Tolosa durante la II República); su familia tuvo que cruzar la muga durante la Guerra Civil y refugiarse en San Juan de Luz y en Sara. Sus vivencias desde pequeño estuvieron imbuidas en la cultura: la música que sonaba en el piano que su madre tocaba o las tradicionales pinturas que su hermano Matxin todavía hoy pinta forjaron la personalidad de Ramón. Licenciado en Ciencias Químicas en Madrid, trabajó en la industria conservera en Navarra y en Inglaterra, para dedicarse posteriormente al sector turístico. Fue director del Hotel Londres de San Sebastián durante 15 años. Fue consejero de Cultura en el primer Gobierno Vasco constituido tras la dictadura de Franco. Desde ese cargo, Labayen desempeñó una tarea fundamental en la puesta en marcha de instituciones que forman parte del ADN del autogobierno vasco, como Euskal Irrati Telebista, el Instituto para la enseñanza del euskera a los adultos (HABE) o la Orquesta Sinfónica de Euskadi, sabiendo siempre conjugar la protección del euskera con una visión abierta del panorama cultural internacional.
En esta vida por la que pasamos de manera rápida y fugaz, siempre nos debemos a las personas que nos ayudan a conformar nuestro futuro. Si hoy estoy en la política también se lo debo a él, a Ramón. Recuerdo aquel diciembre de 2011 en que me invitó a comer a la Parte Vieja de San Sebastián con el objetivo de animarme a seguir en política desde el ámbito de las instituciones.
Ramón Labayen, persona aguda e inteligente, fue y será siempre para todos nosotros un abertzale y jeltzale de profundas convicciones. Tal como afirma el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, “se va uno de nuestros sabios”.
La última imagen que tengo de él, de Ramón, podría sintetizar su vida: en Tolosa, inaugurando la Euskal Pizkundea Plaza (Plaza del Renacimiento Vasco), entre el río Oria y la Parroquia de Santa María, y a su lado su nuera, la hoy presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejería, además del Alcalde de Tolosa. Junto a él, su mujer, nietas, familia y cantidad de amigos y euskalzales.
Se nos ha ido una persona trabajadora, intelectualmente impecable, defensor implacable de los derechos humanos y profundamente nacionalista.
Goian Bego (Descanse en Paz).
Jokin Bildarratz es portavoz del Grupo de Senadores Nacionalistas Vascos en el Senado
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