El Roto: “Nunca me ha interesado el humor porque es desactivador”
Andrés Rábago charla sobre el compromiso creativo en el Claustre Obert de La Nau El Premio Nacional de Ilustración explica las etapas de su trabajo como Ops, El Roto y Rábago
"A los poderosos no les interesa lo que puedas decir de ellos porque ya saben lo que son y les encanta", decía Andrés Rábago ante un Aula Magna de la Universitat de València (UV) llena de un público cómplice que le sonreía. El Premio Nacional de Ilustración 2012, cuya exposición Un viaje de mil demonios (y un par de ángeles) está expuesta en La Nau de la UV, ha participado este jueves en la charla "sobre el compromiso creativo", en la que el comisario de la exposición, Felipe Hernández, le ha hecho una entrevista.
"Desde pequeñito me recuerdo dibujando", dice Andrés Rábago. No le gusta mirar atrás, pero repasa la etapa con su primer pseudónimo Ops (un acrónimo que formó de manera totalmente aleatoria): "En Ops todo es silencio, como era silencio el de una sociedad en la que la dictadura imponía sus normas". Renunciando a la palabra, con dibujos oscuros que arañan la conciencia del lector, Rábago explica que conseguía lo más complicado: "La interpretación del dibujo es mucho más abierta que decir las cosas con palabras y si no lo hubiera hecho así, el mensaje no habría pasado la censura". A Ops le gustaba ese lector de la censura, porque era muy receptivo y estaba entrenado en completar el contenido que la imagen representaba.
Con sus imágenes, Ops quería "enfocar un territorio sucio, el espacio turbio del inconsciente" para ponerlo a la vista y "tratar de superarlo". El Roto cuenta que hay muchos cuadernos de apuntes que nunca llegó a dibujar porque los tiempos llevaron a Ops a dejar paso a El Roto, dos pseudónimos que convivieron en diferentes publicaciones.
"El Roto no hace humor, sino sátira", explica Rábago. "Nunca me ha interesado demasiado el humor porque es desactivador: presenta algo de lo que puedes sacar provecho pero que pierde el gas con la risa. La sátira ahonda más en aquello que quieres poner de manifiesto y lo deja dentro, en un lugar del que es difícil que escape". Para el ilustrador, "la sátira tiene la función de quitar caretas, desmontar tinglados y ser la antipropaganda".
Comparado en ocasiones con Goya, Andrés Rábago no siente que sea un eslabón de la cadena de los grandes maestros. Sin formación académica sobre ilustración, según dice, el Premio Nacional de Ilustración 2012 solo aspira "a ser un digno sucesor de los maestros".
"Odio a los dibujantes que se convierten en fábricas de dibujos", critica un Rábago que se preocupa por analizar la realidad para crear imágenes que calen en el lector. "Tengo que trabajar con un material un tanto mediocre, como es la política. Es un material que mancha las manos, procuro lavármelas después, pero es con lo que mucha gente tiene que vivir y por lo que lucha".
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