Operarios de Navantia toman la AP-9 por la falta de contratos en el sector
“La situación del naval aquí es desesperada”, apunta un veterano sindicalista
Es cuestión de días. En tres semanas, el astillero ferrolano de Navantia entregará a Australia el 'Adelaide', el último buque que les quedaba por construir sin nuevos contratos firmados, con muchas dudas sobre los floteles de Pemex o el dique flotante y cuando parece que se les acaba de escapar la construcción de cuatro gaseros para Repsol y Gas Natural que los sindicatos ya sitúan en Asia mientras la empresa y el Gobierno guardan silencio.
Con este telón de fondo, unos 2.000 operarios, la mayoría de plantilla y varias docenas de su red de compañías auxiliares, se concentraron hoy en cortar los accesos a la ciudad por la AP-9 con barricadas de neumáticos ardiendo contra el frío de unos astilleros vacíos.
El grueso de los trabajadores salieron caminando a las 10:30 horas por la puerta de Esteiro hacia la rotonda de Basanta, en el barrio de San Xoán, reteniendo el tráfico a su paso. Durante unos 45 minutos, bloquearon los cuatro carriles del Acceso Norte de la AP-9 a Ferrol en los dos sentidos de la circulación y en un terruño inclinado, a la vista de todos los conductores, improvisaron un 'cementerio naval' con una veintena de lápidas en forma de cruces blancas, una por cada subcontrata que ha echado el cierre -o atraviesa severas dificultades- desde que los astilleros iniciaron, en 2011, su imparable cuesta abajo achicando la cartera de pedidos y sumando centenares de nombres a las listas del paro.
“La situación del naval aquí es desesperada. No hay otra manera de decirlo”, apunta un veterano sindicalista. En la protesta, la primera de las seis que harán entre hoy y el 1 de diciembre, estallaron petardos, resonaron consignas contra los Gobiernos del PP en Ferrol, Santiago y Madrid y, en su hoguera de ruedas, se calcinaron unos monigotes de cartón caracterizados como el ministro de Economía, Luis de Guindos, del presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo o del presidente de Navantia, José Manuel Revuelta, entre otras autoridades a las que señalan como responsables directas de la agonía de unos astilleros públicos que controla el Gobierno central a través de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y que son el único motor económico de una comarca deprimida que encadena reconversiones navales desde los 80 y pulveriza los récords de paro cuando el desempleo ya está en sus topes históricos en España.
Los sindicatos creen que el contrato de los cuatro gaseros “aún puede revertirse”. “No hay disculpa posible: Navantia igualó la mejor oferta” , manifestó Ignacio Naveiras, de CCOO y presidente del Comité en Ferrol. Subraya que detrás de ese contrato para los cuatro metaneros están Gas Natural y Repsol, dos empresas españolas que han recibido “dinero público” del Estado. “No hablamos de un cliente cualquiera”, insiste Naveiras ante las informaciones que sitúan esos contratos en astilleros de Japón y Corea, convencido de que “en política, todo se puede dar la vuelta”. La construcción de esos cuatro buques daría oxígeno a los astilleros de Fene y Ferrol, que compartirían la tarea con Puerto Real (Cádix) y Sestao.
“A los jefes de Navantia los nombra el PP”, señalan en el Comité ferrolano. “El miedo va a cambiar de bando y van a notar la presión”, advierten. Mañana, volverán a la calle junto a los estudiantes contra la Lomce. El 26, llevarán sus protestas en bus hasta la puerta del Parlamento gallego y el día 28 se encerrarán en las factorías antes de una vigilia sindical el 29, que será la antesala de una gran movilización comarcal que preparan para el 1 de diciembre. Unos días después, la cúpula de Navantia presentará su plan de empresa en el que se adivinan “ajustes” en las dimensiones de una plantilla sin carga de trabajo que los sindicatos están decididos a combatir.
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