El juez deja en libertad al acusado de matar a la menor Ana Castro
Al joven, de 19 años, se le atribuyó la muerte de una adolescente de 15 años, cuyo cadáver apareció en un espigón
El único detenido por la muerte de la menor Ana Castro está en libertad. El joven, Gilson C., de 19 años, era amigo de la cría y se ha pasado cinco meses en prisión preventiva, acusado de matarla, el pasado 27 de abril. El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) informó ayer de la puesta en libertad del joven, alegando que la “investigación se ha vuelto muy compleja y larga y no lo pueden mantener en prisión, no porque no se mantenga la causa contra él”, según un comunicado. El juez alega en su auto que el detenido ya no puede destruir pruebas que afecten al caso y que tampoco hay riesgo de fuga. Un imputado puede, como norma general, permanecer dos años en prisión preventiva, e incluso se puede prorrogar la medida.
A pesar de su puesta en libertad, Gilson C. sigue acusado del homicidio de la menor. La principal prueba contra él son las contradicciones en las que incurrió en su declaración ante los Mossos d’Esquadra cuando desapareció Ana, de 15 años.
Él fue la última persona que vio con vida a la joven. Aquella noche salieron juntos, pero tras su desaparición aseguró que la despidió en la estación de metro de Vilapicina, cerca de la casa de ella, y que él continuó con su viaje.
Pero después de que apareciese el cadáver de la menor en un espigón de la playa barcelonesa de la Mar Bella, Gilson dio otra versión a los mossos, y admitió que ambos fueron juntos y bebieron en la playa. Algo que la policía comprobó también a través de otro tipo de pruebas indirectas, que sitúan al imputado en el escenario del crimen. Pero a pesar de todo, Gilson insistió en que se marchó, y dejó a la menor allí, viva. Después, ante el juez y en las dos reconstrucciones de lo sucedido, optó por guardar silencio.
El joven deberá cumplir medidas cautelares en el tiempo en el que espera a que acabe la instrucción y se celebre el juicio. Está obligado a comparecer cada lunes en el juzgado, no podrá abandonar el país, se le retira el pasaporte, y además tiene orden de alejamiento tanto del hermano de Ana, Jesús, como de su madre, Gloria. El juez le advierte también del delito que cometería si intentase influir en los testigos. El incumplimiento de alguna de las medidas supondría el retorno inmediato a prisión.
Ana Castro desapareció de su casa el 27 de abril. Aquella noche celebraba el cumpleaños de una amiga, cerca de su casa. Pasadas las diez y media de la noche, llamó a su madre y le dijo que se quedaría un poco más. Pero en ese punto se le pierde el rastro. Gilson C., que acudió también a esa fiesta, contó a la familia que la acompañó un tramo, hasta el metro de Vilapicina, que él tomó, y que ella le dijo que se iba a casa.
Diez días desaparecida
Durante 10 días, la familia de Ana la buscó en cada rincón. Acudieron a las redes sociales, a programas de televisión, a diversas agencias de noticias... Hasta que apareció un cadáver en el espigón de la Mar Bella. Al principio, estaba tan deteriorado, que se descartó que fuese Ana. Pero los posteriores análisis confirmaron que era la menor desaparecida. La autopsia reveló que además de un golpe enorme en la cabeza, tenía arena en el estómago, lo que hace pensar a los investigadores que la ahogaron.
Ana y Gilson se conocían y eran amigos. Ambos de origen ecuatoriano, frecuentaban la iglesia protestante Cosecha Mundial. La detención de Gilson, el pasado 19 de junio, sorprendió al entorno de la menor, que no se explicaba lo sucedido. “Por qué la vida es tan injusto, por qué siempre pagan los inocentes, siempre son los perjudicados; pero bueno, así es la puta vida, ¿no? Una cosa sabemos, en esta vida se paga de una manera u otra. Te amo Anita, esto no quedará así”, ha dejado escrito en su perfil de Facebook el hermano de la menor.
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