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Nuevas sombras en Cajasur

Los responsables del banco anuncian que la anulación judicial de las ‘cláusulas suelo’ de la entidad tendrá consecuencias laborales en los 2.100 empleados supervivientes del último ERE

Fachada de la oficina principal de Cajasur en Córdoba.
Fachada de la oficina principal de Cajasur en Córdoba.juan manuel vacas

Una nueva sombra sobrevuela la estabilidad laboral de los 2.100 empleados de Cajasur. Después del ERE que hace tres años acompañó la compra de la antigua caja de ahorros cordobesa por la vasca BBK —y que supuso la salida de casi 700 trabajadores— una sentencia judicial que anula las cláusulas suelo hipotecarias que tienen un tipo mínimo de interés de entre el 3% y el 4% —y un techo del 12%— puede terminar con nuevos costes laborales para la plantilla. Así, al menos, lo han comunicado los representantes del banco a los sindicatos en una reunión celebrada esta semana. Según la entidad, la aplicación de la sentencia del Juzgado de lo Mercantil de Córdoba supondrá un gasto de 3,3 millones mensuales.

Cajasur señaló hace 10 días que acatará provisionalmente la sentencia de lo Mercantil, pero subrayando que está a la espera de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre el recurso de casación que presentó a una primera sentencia del Juzgado de lo Mercantil de Córdoba que anulaba dichas cláusulas. Como consecuencia de la misma, Cajasur estima que con la actual cotización del Euribor a un año, la aplicación producirá una reducción del beneficios, solo en noviembre, de 3,3 millones de euros. “En meses sucesivos el impacto dependerá de la evolución del euríbor a un año”, informa el banco. Y son esas pérdidas imprevistas las que supondrán recortes laborales. ¿Pero de qué tipo? Todavía es una incógnita.

El martes que viene, el banco y los trabajadores tienen acordado un nuevo encuentro. Los sindicatos esperan conocer allí, de boca de los representantes de Cajasur, cómo planean modificar la actual situación laboral para adecuar las cuentas. “No sabemos si lo quieren hacer a través de una reducción de jornada o un expediente de regulación temporal de empleo [ERTE]. No han dicho nada todavía”, asegura un portavoz de CC OO.

“Si en la próxima reunión se habla de despidos, nos levantaremos de la mesa y nos iremos”, amenaza Ignacio Torres, representante del sindicato mayoritario Aspromonte. La última crisis de la entidad bancaria ha hecho resurgir de nuevo a esta formación que se hizo célebre por las acusaciones de seguidismo a la dirección de la empresa cuando Cajasur —entonces caja de ahorros— se encontraba bajo el mando férreo del Cabildo de Córdoba y del cura y presidente de la entidad, Miguel Castillejo. Aspromonte se alineó nuevamente con los gestores eclesiales en su oposición, hace tres años, a la fusión con Unicaja. Esta salida estaba avalada por la Junta y el Banco de España, pero la negativa final supuso la intervención, subasta y adquisición de BBK —por un euro— de la caja centenaria.

Cronología de fusiones

  • 1995.Nace la moderna Cajasur, resultado de la fusión del Monte de Piedad (1864), y la Caja Provincial de Córdoba, controlada por la Diputación. Su presidente es el cura Miguel Castillejo, que lleva con mano de hierro y tono personalista la entidad. Pronto comienzan sus roces con el poder autonómico. La tensión estalla cuando en diciembre de 1999 se aprueba la Ley de Cajas que da representación a la Junta en los órganos de gobierno de la entidad. La decisión encuentra la oposición radical de Cajasur, que convoca manifestaciones multitudinarias en contra de su aplicación.
  • 2002-2004. Castillejo encuentra el apoyo del Gobierno de José María Aznar (PP) y logra mantener a Cajasur bajo la tutela del Gobierno central.
  • 2005. Con la llegada del PSOE al Gobierno central, la Junta y la Iglesia acuerdan el regreso de la entidad a la tutela autonómica y la salida del expresidente Miguel Castillejo. En abril de ese año, el Banco de España expedienta por primera vez a Cajasur.
  • 2005-2008. El supervisor realiza cuatro inspecciones y señala que no se han corregido los problemas de la etapa de Castillejo que se resumen en una concentración de capital excesiva en sectores inmobiliarios y relacionados con la burbuja de la construcción.
  • 2009-2010. La crisis económica es un hecho. Desde el Gobierno se busca una reducción de firmas financieras a través de las uniones entre bancos y cajas de ahorro. El Banco de España insta entonces a Cajasur a que se fusione con Unicaja. La operación cuenta con el aval de la Junta que aspira a lograr una gran entidad con sello andaluz. El consejo de administración rechaza en mayo de 2010 la operación. La entidad es intervenida y vendida a la vasca BBK.
  • 2010-2013. La unión con BBK trae consigo la implementación de un ERE que supone la salida de 652 trabajadores de la firma y otros 100 de empresas asociadas y fundaciones. La plantilla pasa a ser de 2.100 empleados. La aplicación de la sentencia del juez de lo Mercantil de Córdoba que anula las cláusulas suelo hipotecarias puede suponer nuevos despidos.

La llegada de los nuevos dueños de Cajasur vino acompañada de una reducción en el número de oficinas y de empleados. La caja había crecido de manera descontrolada al mismo ritmo que la burbuja inmobiliaria y del ladrillo. Todos coincidían en que su tamaño era exagerado para el potencial económico que manejaba. Pero las negociaciones fueron traumáticas y significaron la salida de 652 trabajadores (junto a otro centenar de empresas y fundaciones asociadas) en un ERE que superaba las estimaciones de despidos que había hecho Unicaja, calculado en 564 empleados.

El gesto de fuerza que han mostrado los actuales gestores al derivar en los trabajadores la anulación de las cláusulas suelo ha levantado algunas voces aventurando que algo así no habría pasado de haberse llevado a buen puerto la unión con la malagueña Unicaja. Aspromonte lo niega tajantemente. “Si estuviésemos con Unicaja las consecuencias de la fusión hubiesen sido infinitamente peores. Nos habría pasado como a Cajasol al ser absorbida por La Caixa, habríamos desaparecido”, afirma Ignacio Torres. Aspromonte cuestiona el margen de reducción de plantilla que le resta a la empresa. “Todas las noticias que tenemos son que falta personal en las oficinas”, destaca Torres.

“Ya hemos hecho un esfuerzo suficiente. Estamos cansados de ser moneda de cambio”, advierte Ignacio Torres. “No entendemos por qué ahora, otra vez, los empleados tenemos que ser los que paguemos, por eso la línea roja que le hemos marcado a la empresa es el empleo”, prosigue. Y, sobre todo, el sindicato no entiende cómo Cajasur comienza a tomar decisiones que consideran “drásticas e irreversibles”, antes de que el Tribunal Supremo resuelva el recurso de casación que el Banco presentó a la primera sentencia del Mercantil de Córdoba.

En UGT son de la misma opinión. El responsable de Comunicación de la Federación de Servicios en Andalucía, Aurelio Barreda, señala que “la alta dirección de Cajasur seguirá teniendo privilegios, con los mismos salarios multimillonarios”. Los trabajadores de Cajasur, continúa, “ya están pagando bastante la crisis que ellos no han creado. Tampoco los problemas de la entidad los han creado ellos, sino los altos directivos”.

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