La mejor ayuda, crear riqueza
Los subsidios son flor de un día si no se acompañan de creación de empleo
El anuncio de que la Junta pagará el agua y la luz a los perceptores del subsidio social es una muestra más de la sensibilidad del Gobierno andaluz hacia las personas con menos recursos. Y no creo que sea solo un gesto, sino el ejercicio de una responsabilidad que deberían asumir todos los poderes públicos, que tan generosos han sido siempre y especialmente en estos años de crisis con los más privilegiados.
De hecho, esa especial atención de los Gobiernos hacia los de arriba es lo que está haciendo que aumente tanto la desigualdad y el riesgo exclusión social en España, algo que no es solo un lastre moral sino también el impedimento principal para que las economías avancen y eviten situaciones como las que estamos viviendo.
En 2013, el número de millonarios creció un 13% en el país y, según el Barómetro Social de España, la diferencia de patrimonio entre el 25% de hogares más ricos y el 25% más pobre aumentó de 39,3 a 50,4 veces de 2005 a 2011. Al mismo tiempo, el riesgo de pobreza en nuestro país subió 4,9 puntos de 2007 a 2012 (del 23,3% al 28,2%), según Eurostat, ocho veces más que en toda la Unión Europea (0,6 puntos).
En Andalucía ese riesgo es bastante mayor, como demostró el año pasado un informe de la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social al señalar que aquí el 40% de la población está en riesgo de pobreza y que más de la mitad tiene dificultades para llegar a fin de mes. Ahora bien, aunque supongo que no hará falta que esto se le recuerde a quien nos gobierna, no podemos dejar de señalar que las políticas de subsidios y redistribución son flor de un día si no van acompañadas de creación de empresas que generen valor añadido y recursos propios.
No diré que la Junta de Andalucía no tenga interés en promoverlas, pero la verdad es que el Gobierno está mostrando más diligencia a la hora de repartir que a la de tomar medidas que promuevan directamente y de modo efectivo la generación de valor en nuestra economía y la puesta en marcha de nuevos tipos de actividad económica. De la crisis que estamos viviendo se puede salir reproduciendo el mismo modelo productivo, con idénticas relaciones financieras y de propiedad, cuyo alcance en términos de eficiencia, estabilidad y equidad y los problemas que conlleva creo que han quedado claros en los últimos años, o avanzando hacia modos de producir y consumir diferentes, basados en formas novedosas de propiedad, de uso y de gestión de los recursos.
En el pacto de los dos partidos gobernantes se escribieron palabras sugerentes pero sigue faltando la música de medidas concretas a llevar a cabo en ámbitos tan decisivos, por ejemplo, como el desarrollo de la agricultura y la economía ecológica, la mejora de nuestra eficiencia energética, la forma en que de verdad se puede ayudar a crear más y nuevos tipos de empresas y a la economía social, o la manera efectiva de promover la incorporación de las mujeres no solo al empleo sino también a la actividad empresarial. Queda mucho por hacer y hay que confiar en que el sorprendente cuasi vacío de las últimas referencias del Consejo de Gobierno andaluz no sea un reflejo de su falta de ideas.
Y no solo eso. El propio vicepresidente de la Junta ha denunciado que se han producido más de medio millón de cortes de luz solo en 2011 y 2012, y cabe suponer que la mayoría deben haber afectado a familias que carecen de recursos para hacer frente a los pagos correspondientes. Pero el Gobierno debería tener en cuenta que si el esencial servicio eléctrico se hace inalcanzable para miles de andaluces no es solo porque carezcan de ingresos sino también por los abusos continuados de las compañías que lo suministran. Por eso, la mejor ayuda que puede prestar en este campo un Gobierno decente es pararle los pies a estas empresas y evitar que literalmente estafen a los consumidores, por ejemplo, investigando su conducta y denunciándola e impidiendo de una vez que disfruten de un poder político tan enorme y antidemocrático.
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