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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Duermen tranquilos los políticos?

La víctima del terrorismo y presidenta de la AVT pide que la sociedad no les deje de lado

Queridos amigos, Mi nombre es Ángeles Pedraza y el 11 de marzo de 2004, el terrorismo me arrebató a mi hija de las manos. Hace 5 años, el 11 de junio de 2008, me senté frente al ordenador para escribir una carta a la sociedad, a los políticos, a los jueces… a todo aquel que quisiera leerme. Los medios la titularon “Han matado a mi hija y no sé lo que hacer”. Han pasado 1980 días desde aquella carta en la que expresaba mi impotencia al terminar el juicio del 11-M. Seguía sin saber quién decidió que la vida de mi hija Miryam terminara aquella mañana maldita junto con la de otras 190 personas. Leo ahora aquellas líneas de desesperación y veo cosas que podría haber escrito perfectamente estos terribles días que me están tocando vivir como persona, como víctima y como presidenta de la AVT. Hoy, 9 de noviembre de 2013, vuelvo a sentarme delante del ordenador para contarle a todo aquel que quiera escucharme o leerme que tengo miedo a la soledad ante la que nos han obligado a luchar a las víctimas del terrorismo.

Creía en un Estado de Derecho"

Hoy me siento muerta en vida al igual que muchísimas víctimas que no saben dónde acudir y qué hacer con su dolor. Hoy hago mío el dolor de todas esas personas que en estos días han visto como el asesino de su padre, su madre, su hijo, su hija, su hermano o su hermana ha salido a la calle con una sonrisa. Unas sonrisas de maldad que se han clavado directamente en mi corazón como una puñalada trapera. De esas que nunca esperas. Porque yo creía en la Justicia. Creía en un Estado de Derecho al que se le llenaba la boca de buenas palabras hacia las víctimas del terrorismo. Creía en unos políticos que nos prometían defender nuestra Dignidad con todas sus fuerzas. Creía en una sociedad que estaba con las víctimas y alzaba sus manos blancas al cielo tras cada injusticia. Hoy hago mío el dolor de todas esas víctimas del terrorismo que estos días han visto como les arrebataban el único derecho que les quedaba: el de la Justicia. He escuchado llorar a madres que perdieron a sus hijos hace más de 20 años cuando el terror acabó por sus vidas.

La traición ha llegado de quien tenía que protegernos"

Lloran 20 años después porque les han quitado el mínimo consuelo que tenía: sus asesinos estaban en la cárcel cumpliendo una condena por el crimen cometido. También he visto derrumbarse a hombres que sobrevivieron a atentados brutales al ver sonreír a la asesina que intentó acabar con sus vidas. ¿Por qué este dolor? ¿Por qué esta impotencia? Porque la traición ha llegado de aquellos que tenían que protegernos. Porque han visto a los jueces que velan por la Justicia en este país correr a toda prisa para soltar a estos asesinos. Porque han asistido atónitos y avergonzados al silencio de los políticos a los que ellos votaron porque confiaban en su labor para que se hiciera Justicia y se respetara su Memoria. Hay una frase que escuchamos muchos continuamente: “Cuando la política entra por la puerta, la Justicia sale por la ventana”. Y eso es lo que pretenden los políticos: anestesiarnos y hacernos ver que no ha pasado nada. Pero no podemos olvidar.

Nos insultan porque pdimos dignidad"

Los españoles no pueden olvidar el dolor sufrido durante más de cincuenta años de terrorismo que ha destrozado la vida de miles de personas. Y las víctimas no podremos olvidar nunca que aquellos que nos mataron o intentaron matarnos han salido de la cárcel sin haber cumplido sus condenas. Nos mienten. Nos manipulan. Yo me siento engañada. Me siento estafada. Y me siento hundida. Al igual que en aquella carta de impotencia de hace cinco años, no sé qué hacer. No sé qué podemos hacer las víctimas del terrorismo para que nos escuchen y se cumpla eso de Verdad, Memoria, Dignidad y Justicia. Palabras que han llenado las bocas de los políticos en incontable ocasiones para arañar algún voto y que hoy están vacías. No valen para nada. Porque las víctimas estamos solas. Porque yo me siento sola en esta lucha para conseguir Justicia para mi hija y para los más de mil asesinados y miles de heridos por el terrorismo que ha habido en España.

Porque encima tenemos que soportar como nos insultan y desprecian sólo porque buscamos la Justicia que merecen nuestros familiares. Nos insultan día a día porque queremos Dignidad. ¿De verdad podemos generar tanto odio unas personas a las que el terrorismo destrozó nuestra vida y qué lo único que queremos es Justicia? ¿De verdad nos desprecian tanto? ¿De verdad la sociedad va a dejarnos de lado y se va a poner con esos que quieren que haya borrón y cuenta nueva? ¿De verdad tanta muerte va a quedar impune? No sé qué hacer. No sé a quién recurrir. ¿Va a permitir el Estado de Derecho esta impunidad? ¿Van a dejar que haya más de 300 asesinatos terroristas sin resolver y quedarse tan tranquilos? ¿Pueden dormir tranquilos nuestros políticos y los jueces de este país con lo que están haciendo? ¿No les pesará ningún cargo sobre su conciencia? Me despido tal y cómo empecé esta carta. Lanzando un mensaje a la sociedad: por favor, ayudadme, no sé qué hacer. ¿Es posible que la sociedad española, que todos vosotros, los que estáis leyendo estas líneas, os quedéis de brazos cruzados ante tanta injusticia? Creo que en vosotros, creo en la sociedad española porque día a día nos demostráis que estáis con las víctimas del terrorismo. Por eso, en estas líneas, os pido ayuda. No nos dejéis solas. No permitáis que sigan pisoteando nuestra Memoria.

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