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El mercado de los objetos mutantes

Artilujos reune artistas que, con materiales reciclados, crean muebles tan auténticos como un perchero-grifo o una mesa-palé

Muebles construidos con materiales reciclados en El Hub y en el taller del equipo Omnivoros.
Muebles construidos con materiales reciclados en El Hub y en el taller del equipo Omnivoros.BERNARDO PÉREZ

Esta es la tremenda historia de unos objetos que cumplen su función con empeño y dedicación y cuando están viejos, raídos y a punto de jubilarse en algún contenedor, a un artista chalado se le enciende una bombilla y decide indultarlos en contra de su voluntad. No contentos con convertirlos en objetos mutantes como una lámpara-casco, una mesa-palé o un perchero-grifo, crean un mercadillo, lo llaman Artilujos y les exponen para lucrarse con su fatalidad.

En un taller oscuro de Vallecas dos de estos creadores se balancean en dos sillones hechos con bobinas de madera que nacieron para enrollar kilómetros de cables. “Si hay un elemento que sigue siendo útil a pesar de que alguien haya decidido que no lo quiere, ¿por qué no le vamos a dar una continuidad?”, se justifica Juan Caño, de 32 años, detrás de su poblada barba y cuadriculada boina. Alfredo Morte y él hacen el trabajo manual del proyecto Omnívoros, un espacio asociativo de arte y decoración. Empezaron a utilizar material reciclado porque era lo que tenían a mano. “Mi objetivo era hacer muebles sostenibles y que tuvieran gran perdurabilidad en el tiempo“, explica Morte, de 33 años, iluminado por un par de lámparas hechas con piezas de coche y otra con un casco de guerra alemán.

Muebles construidos con materiales reciclados en El Hub y en el taller del equipo OmnÍvoros.
Muebles construidos con materiales reciclados en El Hub y en el taller del equipo OmnÍvoros.BERNARDO PÉREZ

Sus mutaciones ornamentales y muchas otras se podrán admirar o adquirir o ambas este fin de semana en un mercado que, bajo el nombre Artilujos, mostrará en el espacio del HUB Madrid (c/Gobernador, 26) muebles reciclados hechos por artistas locales. Las organizadoras del Mercado La Buena Vida, de alimentación ecológica y artesana, saltan al mundo del mueble y se llevan con ellas sus principios. María Álvarez y su socia sueñan con “cambiar el consumo hacia algo más sostenible”. “El reciclaje está bien, pero hay que destruir para volver a crear, y eso cuesta dinero”. Así que han identificado y reunido nueve estudios o artistas que reutilizan y reinventan para dar nuevos usos a viejas piezas.

A Victoria Munin lo que le gusta es descontextualizar. Con tres grifos años cincuenta hace un perchero práctico o una decoración original para vestir una pared. “No se aprecia la belleza de las cosas cotidianas hasta que no se las saca de su entorno habitual”, explica esta restauradora de profesión, de 42 años. Es una artista multidisciplinar que tan pronto pinta un cuadro o proyecta un mural para una habitación infantil como restaura un retablo en una iglesia.

Gran parte del arte de estos recuperadores de objetos reside en su capacidad de encontrar materia prima y de almacenarla. "En general cuando vamos por la calle estamos receptivos a todo. Nos llaman la atención hasta las cosas más horrorosas", explica Morte sentado frente a una estantería de materiales todo lo ordenada que cabe. Munin tiene su almacen en casa y con su furgoneta recoge todos los materiales que le llaman la atención. "Algún día mi marido me echará de casa", bromea.

Para evitar este tipo de desavenencias, lo que ha hecho Álvaro Suárez es implicar a la familia en el proyecto. Este aparejador de 38 años se horrorizaba cada vez que iba a una obra y veía la cantidad de materiales que se desechaban. Cuando la crisis cerró el estudio de arquitectura y tuvo que ayudar a amueblar una tienda de zapatos se acordó de esos palés de madera tan sólidos y se enganchó a hacer cosas con ellos. "Es que el palé es como el cerdo, se puede aprovechar absolutamente todo", bromea Suárez. En el mercado Artilujos enseñará entre hoy y mañana sillas, sillones, mesas y hasta un modelo de lámpara que ha fabricado con madera y hormigón.

A partir de ahí los productos de estos y otros artistas de la recuperación estarán disponibles en la página artilujos.org en la que, quien se lo pueda permitir, podrá seguir llenando el carro de forma sostenible. Los objetos mutantes se venden a precios de entre los 30 euros de una lámpara que un día fue varios tarros de cristal y los 385 de la mecedora que había servido para enrollar cableado.

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