La policía descubre a un exalcalde inhabilitado dirigiendo una obra

El exalcalde de Melón Alberto Pardellas, que construyó con todos los informes técnicos en contra un polideportivo a 75 metros del monasterio cisterciense de su municipio, lo que le supuso una condena de inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos hasta 2021, fue sorprendido por agentes de la policía judicial dirigiendo una obra del Ayuntamiento que preside, desde su inhabilitación, su esposa, Cristina de Francisco. La regidora, imputada a su vez por un presunto delito de falsedad documental, recibió la visita de agentes de la policía judicial en las dependencias municipales. Acudieron, según ha reconocido la alcaldesa a este diario, a recabar documentación oficial de los trabajadores municipales por requerimiento judicial. Los agentes se desplazaron después a la obra del camping que ejecuta el Ayuntamiento y allí se toparon con el exregidor —del sector baltarista del PP— que, según varios testigos, dirigía a los operarios.

De Francisco sostiene que el hecho de que su marido estuviera allí “no significa que él dirija la obra, solo miraba cómo la ejecutaban y tiene todo el derecho a hacerlo ya que no tiene orden de alejamiento ni de mí ni de ninguna obra”. La sucesora del exregidor sostiene que Pardellas no es su asesor aunque reconoce que consulta con él cuestiones municipales y que la acompaña diariamente al Ayuntamiento “pero como puede hacerlo cualquier otro vecino”.

Pardellas luchó con uñas y dientes contra la sentencia judicial firme que lo apartó de la alcaldía. Pidió dos veces el indulto al Gobierno, que se lo denegó. La segunda petición coincidió con la denuncia presentada contra él en la Fiscalía, en el juzgado de lo Penal de Ourense y en la Subdelegación del Gobierno por el concejal de Ciudadanos de Melón Emilio Díaz, que lo acusa de quebrantamiento de condena por ejercer “de facto” como “verdadero alcalde”. Díaz sustentó su denuncia en fotografías que muestran a Pardellas en las obras municipales y aportó documentos oficiales que incluían su firma. La alcaldesa lo defiende. “Los obreros saben bien quién ejerce el poder: la nómina se la firmo yo”, sostiene.