Mercancía facturada que no existía

Otra punta del iceberg ideado por el empresario Manuel Ferreira es la sociedad Redphone Galicia, SL y su filial Redes, también con domicilio social en Vigo y dedicada a la compraventa de productos electrónicos y de telefonía. Fue constituida presuntamente, al igual que Telenet, para simular una millonaria facturación por volumen de negocio falso a empresas ficticias que solicitaban la devolución del IVA.

 Siguiendo supuestamente la misma modalidad de estafa, la compañía Redphone usó otra trama empresarial paralela para simular ventas a testaferros en Brasil, Holanda, Portugal, Italia y Dinamarca. Ninguna de las empresas a las que se le facturaba disponía de infraestructura, como instalaciones o recursos humanos, y solo contaban con una dirección postal. La mayor parte de los domicilios fiscales declarados estaban cerrados o en ellos operaba otra empresa ajena al fraude.

El mejor cliente de la mercancía que supuestamente vendía Redes y Redphone fue la firma portuguesa A Tenda do PC, que a su vez facturaba los productos electrónicos que compraba a entidades con base en Oporto pero cuyos operadores coinciden con los de Telenet. Las autoridades portuguesas procedieron al cese de oficio de estas empresas.

El acusado José Pavón dirigía presuntamente desde un piso las operaciones en Portugal a través de la empresa Maquimarla, con dos colaboradores que ya estaban implicados en otras tramas del sector informático y que operaban con la sociedad Inecom. En unos casos la mercancía regresaba ficticiamente a España, por medio de dos empresas, y en otros el destino era Italia o de nuevo Portugal.

Maquimarla era en realidad, según la fiscalía, la sucesora de las empresas cerradas por la Hacienda portuguesa en el circuito cerrado de Telenet, Redes y Redphone hasta que la Agencia Tibutaria descubrió la gran estafa en 2007, frustrando el próspero negocio de Ferreira y Pavón.