Fabra recupera la euforia de Camps
El Consell conmemora en ambiente festivo la propuesta de pacto civil de Fabra El acuerdo lo han rechazado la oposición, los sindicatos y las universidades
“Aquellos que no han querido firmar este pacto tendrán que explicarlo, pero lo tienen muy difícil”. La advertencia lanzada esta semana por el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, a las organizaciones y colectivos que no se han querido sumar al Acuerdo de la Sociedad Civil por la Comunidad Valenciana resultaba muy reveladora. El presidente, que descorchó esta idea en su discurso de Año Nuevo y ha tenido que frenarla desde marzo por su falta de entusiasmo civil, estaba admitiendo con el reproche que no había logrado un consenso amplio para su propuesta.
Sin embargo, no estaba dispuesto a que esa realidad le estropeara la celebración. El presidente necesitaba una imagen positiva. El contexto en el que se suscita esa necesidad es conocido: la preocupación por la imagen que transmite la Comunidad Valenciana de despilfarro y corrupción. “La Florida del Mediterráneo”, como la presentaban algunos medios extranjeros por los grandes eventos y los hitos arquitectónicos, se ha convertido en “la Grecia española”. Además, el Gobierno, aparte de asfixiado financieramente, está en el momento electoral más bajo y en un escenario de división política total, como ponen de relieve los fracasos de la reforma del Estatut y del acuerdo para lograr una mejor financiación.
Fabra necesitaba oxígeno e hizo ayer de la necesidad virtud. Sin la adhesión de los partidos de la oposición, de los sindicatos mayoritarios CC OO y UGT, de las cinco universidades públicas (apoyan el fondo pero mandarán un texto alternativo porque no se sienten reflejadas en el documento) o de los colectivos de la discapacidad, el Consell escenificó anoche el acuerdo en el edificio Veles e Vents, en la Marina Real del puerto de Valencia, como un gran acontecimiento ante “500 personalidades” y con “más de 1.000 colectivos” adheridos. Todo, amenizado por la música del Berklee College.
El documento está plagado de buenas intenciones y declaraciones genéricas. Defiende que la imagen de la Comunidad Valenciana no sea puesta en entredicho, una financiación acorde a las necesidades, el respaldo al corredor mediterráneo, el apoyo a los sectores productivos o la apuesta por políticas solidarias. Sin embargo, carece de medidas concretas al respecto y de hoja de ruta para alcanzar los compromisos. Este ha sido el principal motivo de rechazo de los partidos de la oposición (que lo han calificado como “una soflama sin contenido”, “humo” o “un intento de socializar su mala gestión”) y los sindicatos, así como la causa de las reticencias de la patronal, que en privado lo ha llegado a definir como “un documento de obviedades, que tendría sentido si generase otros pactos”.
La patronal, sin embargo, acudió anoche en bloque. La presentadora televisiva Núria Roca fue la encargada de conducir el acto y dar entrada a los protagonistas: el presidente de Ford España, José Manuel Machado, el presidente de Cruz Roja, Fernando del Rosario, la presentadora Cristina Tárrega y el economista Javier Quesada, que precedieron, tras las palabras de la alcaldesa Rita Barberá, el discurso de clausura de Fabra. Machado habló del proceso experimentado por la factoría de Almussafes para alcanzar las actuales cotas de competitividad (“nos va de cine”). Del Rosario hizo un llamamiento a salir de la crisis juntos, “sin exclusiones”. Y Quesada puso el dedo en la llaga de la financiación (“el sistema nos discrimina de forma permanente”).
Tras un vídeo con una elevada sobredosis de autobombo, Fabra inició su discurso con una exclamación: “¡Esta es la verdadera Comunidad Valenciana!” Achacó el desprestigio de la imagen de la Comunidad Valenciana a la crisis, se enorgulleció de “los más de 1.000 firmantes del documento”, afirmó que el acto marcaba “un hito en la historia” e instó a “todas las personas” a unirse al acuerdo. Por la mañana, la oposición le había reiterado su rechazo en las Cortes Valencianas. El portavoz socialista, Rafael Rubio, lo acusó de ser incapaz de buscar consensos. El portavoz de Compromís, Enric Morera, le criticó por haber “montado un festival”. Y Marga Sanz, portavoz de Esquerra Unida, le espetó que su documento era un “panfleto infumable”.
Traída 'por los pelos'
la designación de la televisiva Cristina Tárrega como representante de la sociedad valenciana para el acto de anoche provocó una ácida reacción en Twitter el miércoles. Su nombre echaba humo en las redes sociales. Anoche fue presentada por Núria Roca (que también recibió lo suyo en la red, aunque ayer criticó que “en los últimos años también se han hecho cosas que nos han perjudicado muchísimo”) como “una de las comunicadoras más populares de este país”. Tárrega hizo una exhibición de ese talento al renunciar al papel escrito para soltar un discurso de valencianía insípida (“los valencianos podemos”, “Valencia es muy grande”, “siempre hemos sido el modelo del resto de los demás”) y, de rebote, dejar caer una subrepticia carga de profundidad contra el partido que gobierna Andalucía. “A mi marido, que es andaluz, le digo: mi ciudad está preciosa, no como la tuya”. Los puntos de la presentadora en Presidencia, desde que conoció a Esther Pastor, el brazo derecho de Alberto Fabra, a través del peluquero de ambas (Tono Sanmartín), suben como la espuma. “En breve, volveré”, avisó.
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