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Mineira de Corcoesto seguirá con su plan pese al carpetazo de la Xunta

El gobierno gallego asegura que la iniciativa carece de solvencia "financiera y técnica" La empresa anuncia que mantiene su intención de explotar el filón de Corcoesto Los grupos contrarios celebran la "buena noticia" pero se mantienen alerta

Pintada contra la mina en Corcoesto
Pintada contra la mina en Corcoesto XURXO LOBATO

La compañía canadiense Edgewater Exploration, y su brazo ejecutor en Galicia, Mineira de Corcoesto, conocieron solo un día antes que el resto del mundo la decisión de la Xunta de dar carpetazo al proyecto del oro de Bergantiños. La firma reaccionó ayer anunciando que no se baja del caballo, aunque quizás lo cambie por una montura pertrechada para la guerra. Y lo hizo ya por la mañana (horario español), varias horas antes de que amaneciese la bolsa de Toronto, en un intento de paliar el previsible desplome de la cotización, sensible a las noticias sobre el filón de Corcoesto que cruzan el mar desde Galicia.

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El máximo responsable de Mineira, Francisco Arechaga, fue convocado el lunes de urgencia por el conselleiro de Industria, Francisco Conde. El último en entrar en el Gobierno de Feijóo le comunicó de palabra que el proyecto no iba a ser aprobado pese a contar con una declaración de impacto ambiental positiva (muy cuestionada por los grupos ecologistas). Pero nada le advirtió Conde sobre cómo y cuándo se iba a hacer pública la cancelación del expediente. Fuentes cercanas a la empresa reconocían ayer a este periódico su malestar tanto por la decisión del PP como por la forma de anunciarla, como golpe de efecto en un debate político. Mineira anunció luego en un comunicado que mantiene su intención de explotar el filón y que seguirá negociando y procurando sellar acuerdos con inversores para cumplir las exigencias financieras que le impuso la Xunta en julio. La acción, que antes de que la minera canadiense se diese de bruces en Galicia con la contestación social valía 1,40 dólares, ayer siguió bajando hasta alcanzar, al cierre de la sesión, la cifra de 0,105.

La minera sostiene que ese proceso para cerrar la financiación de 27 millones que precisa para extraer, con una mina a cielo abierto, el oro de Cabana se “culminará en pocas semanas”. Necesita, defiende en un comunicado, “un poco más de tiempo para culminar la financiación de un proyecto sólido y solvente, que creará 271 empleos directos con una inversión superior a 100 millones”. Según la firma, ya ha invertido en la tramitación 20 millones. Edgewater asegura además que aún no ha recibido una notificación oficial de la decisión que Feijóo reveló en el Parlamento. Cuando tengan sobre la mesa los argumentos de Industria para abortar el proyecto, sus directivos decidirán los pasos para defender sus intereses, dice un portavoz.

Cohetes de fiesta

S. R. P.

Ante la posibilidad de librarse de las explosiones diarias que proyectaba la minera en el corazón de Corcoesto, vecinos de esta parroquia de Cabana salieron ayer a celebrar la noticia lanzando al cielo cohetes de fiesta. El colectivo Petón do Lobo, resucitado del olvido para luchar contra la mina, advirtió sin embargo que seguirá vigilante.

El grupo vecinal recordó a Feijóo que “la población sigue consumiendo agua con concentraciones anómalas de arsénico” probablemente a consecuencia de la vieja actividad minera en la zona, y reclamó que se declare las parroquias de Corcoesto, Cereo y Valenza (estas dos, en Coristanco), “áreas de especial protección por sus valores agrícolas, ganaderos, forestales y turísticos” en el Plan Sectorial de Actividades Extractivas. Entre otras cosas, porque sabe que Edgewater también aspira a explotar el oro del resto de concesiones mineras que rodean por completo Corcoesto. En el otro extremo de este conflicto, el colectivo de Cabana favorable a la mina, Corcoesto Sí, Mina Sí, expresó su “indignación y desencanto” por la decisión de la Xunta.

De esos argumentos, Feijóo ayer apenas hizo un esbozo: “El Gobierno ha decidido no autorizar el proyecto al entender que no acredita el cumplimiento de todos los requisitos técnicos y económicos establecidos en la legislación”. Y luego avanzó “la creación de un canon minero destinado a blindar el liderazgo ambiental de Galicia en este campo”. Para concluir poniendo como ejemplo de aprovechamiento “compatible con la preservación del entorno” el lago de As Pontes (una restauración minera que precisamente se hizo bajo dirección de Arechaga).

Con más o menos optimismo, los grupos contrarios a la mina calificaron el veto a Edgewater de “buena noticia”, atribuyeron el éxito a la contestación social y las evidencias científicas, y afearon a Feijóo que pasase de puntillas (por no decir esquivase) por la cuestión ambiental. Adega alertó sobre las “docenas de Corcoestos” que “aún son posibles” gracias a los planes mineros de la Xunta. “Sospechamos que pueda venir otra empresa más grande y aporte el dinero y la solvencia técnica”, dijo también un portavoz de la Plataforma pola Defensa de Corcoesto. Salvemos Cabana calificó la noticia como “un triunfo de la razón”, pero anunció que seguirá “alerta”, y la Sociedade Galega de Historia Natural atribuyó el mérito al “impresionante trabajo colectivo”. Hace solo cuatro meses, más de 12.000 personas clamaban contra la megaminería contaminante en Compostela.

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