La cuenca del Segura alcanza un récord histórico de agua en sus embalses
Las nevadas de la primavera pasada lograron acumular 300 hectómetros más que en 2012
Mientras se debate el nuevo plan de cuenca del Tajo, y se exige que se garantice la continuidad del trasvase al Segura. Ha pasado el verano y la cuenca del río Segura ha terminado el año hidrológico 2012-2013 con 760 hectómetros cúbicos de agua de reservas en los embalses, casi 300 más que los que tenía a su comienzo.
Unas cifras históricas, que no se habían registrado antes, cuyo origen son las intensas nevadas de la pasada primavera, que se produjeron en las cabeceras de los ríos Segura y Mundo, y no en las lluvias, que con 325 litros por metro cuadrado se situaron en la media del último decenio, según una nota de la Confederación del Segura.
Las reservas actuales garantizan al menos dos años de satisfacción de todas las demandas de los usuarios del Segura, manteniendo una política de distribución y consumo responsable.Los pantanos de la cuenca almacenan 760 hectómetros cúbicos, y están al 67% de su capacidad total. El año pasado por estas mismas fechas tenían 464 hm3 y un porcentaje del 41%.
Los embalses que acumulan mayor porcentaje de agua son los de Talave (88% de capacidad), Camarillas (87%) y Cenajo (80%). La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) debió hacer frente los pasados meses de marzo y abril a una situación extraordinaria en la zona de cabecera a causa del aumento de las aportaciones procedentes de las nevadas.
Por primera vez en la historia de la cuenca del Segura, los mayores embalses de cabecera, Cenajo y Fuensanta, coincidieron a prácticamente el 100% de su capacidad. Camarillas y Talave también alcanzaron niveles máximos, lo que llevó a la Confederación a realizar un programa controlado de desembalses que garantizara un margen de seguridad en los pantanos.
Riego extraordinario
El año hidrológico que ahora termina ha sido tan excepcional que la Confederación permitió entonces un riego extraordinario, lo que redundó en beneficio de los agricultores de la cuenca. Esto conllevó un aumento controlado del caudal circulante en el Segura y sirvió para limpiar de sedimentos el río y la red de acequias, además de generar una masa de agua constante que potenció la recuperación medioambiental del ecosistema fluvial.
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