Feijóo usará como embajadores a los expresidentes de la Xunta
El presidentes de la Xunta y sus antecesores pactan institucionalizar este tipo de reuniones
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, consiguió ayer que sus tres antecesores vivos, el también popular Gerardo Fernández Albor (presidente de 1982 a 1987) y los socialistas Fernando González Laxe (de 1987 a 1990) y Emilio Pérez Touriño (de 2005 a 2009) se reuniesen con él en su residencia oficial de Monte Pío, en Santiago, durante cuatro horas. Lo hacían sin un orden del día preestablecido, lo que no acababa de convencer a los socialistas, y el encuentro se saldó, además de con una buena cantidad de fotos, con un retórico comunicado conjunto, emitido por la Xunta, que apuesta por dar continuidad a estas reuniones para poner en común todo tipo de ideas. De la de ayer, sin embargo, no salió más acuerdo que los ex presidentes representen a Galicia, pero solo en el extranjero y en actos económicos y culturales, no políticos.
El comunicado conjunto contiene seis puntos. El primero plantea dar “carácter periódico a sus reuniones”. Los tres siguientes apuestan de forma genérica y retórica por el consenso, las propuestas constructivas y “el esfuerzo compartido”. Es el quinto punto el más directo: “Dentro del marco de la Acción Exterior de la Xunta de Galicia, acordamos participar de forma más activa en la representación de la Comunidad Autónoma en determinados viajes o actos institucionales, tanto de carácter económico como cultural”, obviando los políticos. El sexto punto, introducido a petición expresa de Feijóo, compromete a los cuatro a “hacer propuestas concretas en asuntos estratégicos para Galicia” como la “organización territorial y administrativa”, el “aprovechamiento económico del rural gallego, con especial atención al potencial de nuestro sector forestal”, “u otros del mismo impacto transversal”.
Algunos de los presentes definieron el encuentro como cordial y relajado, en el que se habló sin formalismos pero sin entrar en la actualidad política.
A falta de un contenido claro, la Xunta se esforzó en cuidar la escenografía de la reunión, a la vez que insistía en que no pretendía obtener de ella beneficios mediáticos.
El primero en llegar a Monte Pío, quince minutos antes de la una de la tarde, fue Fernández Albor, en un coche del Consello Consultivo como miembro que es, en su condición de ex presidente, de este órgano asesor de la Xunta. Diez minutos más tarde llegó Touriño, en su vehículo particular, y justo a la hora de la cita lo hizo, también en un coche del Consultivo, González Laxe. En los dos últimos casos Feijóo salió a su encuentro. Tras algo más de una hora de reunión privada, los cuatro posaron para las cámaras en una terraza del complejo antes de volver a entrar para comer juntos. La sobremesa se prolongó hasta las cinco de la tarde, cuando Feijóo despidió con abrazos y apretones de manos a sus antecesores, que dejaron Monte Pío sin hacer declaraciones públicas y remitiéndose al comunicado conjunto.
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