Encants difíciles en silla de ruedas
Las personas con discapacidad necesitan ayuda para entrar en algunas tiendas
Xavier Duacastilla es cliente del mercado de Els Encants y vecino del Poblenou. Fisgonea, pregunta, compara y, a veces, compra. Las bolsas con lo que adquiere las cuelga de su silla de ruedas, con la que se mueve como pez como al agua por entre la multitud. Ayer fue uno de los 30.000 visitantes que antes del mediodía había pasado por las nuevas instalaciones del equipamiento, cuyo primer día de actividades recibió también la visita del alcalde, Xavier Trias (CiU). A Duacastilla el mercado le gustó, a excepción de un detalle: no todas las tiendas están habilitadas para que pueda entrar por sí mismo. En la ciudad de las personas, parece que alguien se olvidó de los discapacitados.
El edificio, diseñado por el despacho del arquitecto Fermín Vázquez y comenzado en el anterior mandato socialista, causa admiración. Miles de personas ayer se dedicaban a hacerle fotos a la majestuosa cubierta. Y genera polémica. El Gobierno y el Partido Popular no desaprovecharon momento para criticar su coste: 57 millones de euros, incluyendo la contribución de los paradistas. También están en el recuerdo los problemas con el desagüe del techo, en junio pasado, obligó a retrasar la inauguración y a que el constructor tuviera que pagar los 240.000 euros de las mejoras correspondientes. Trias aseguró ayer que “el edificio ya está en perfecto estado”, dijo. Los paradistas esperan que los clientes se acostumbren a la nueva disposición de los lugares de compra.
Menos notoria fueron las quejas de los pocos discapacitados que ayer estaban en Els Encants y que resaltó el republicano Jordi Portabella. “El lunes pasado nos trajeron estos rieles y la etiqueta con la señal de la silla de ruedas”, explicó Carlos, que tiene una tienda de colchones en el segundo piso. La etiqueta, pegada en su módulo, dice: “Diríjase al comerciante”. “Uno tiene que depender de la buena fe de la persona que esté en la tienda para que saque la rampa y puedas subir. Esto es una chapuza”, se queja Duacastilla. “A mí no me sirve, ¡mi silla tiene tres ruedas!”, agrega el cliente.
El Gobierno y el Partido Popular no desaprovecharon momento para criticar su coste: 57 millones de euros
Desde el Ayuntamiento y el mismo Vázquez insisten en que el edificio cumple con las normativas de acceso para personas con movilidad reducida. El concepto del diseño es el de una plaza abierta, con una serie de rampas ligeramente inclinadas en las que se sitúan los comerciantes. Hay un total de 156 paradas —donde el cliente no entra— y 78 tiendas —con zona de exhibición en el interior—. Las tiendas están a desnivel con la misma rambla, por lo cual en algunos casos, para entrar, hay que subir un escalón. Infranqueable en silla de ruedas.
“Durante la construcción del mercado, el Instituto Municipal de Personas con Disminución visitó y asesoró el proyecto, y se incorporaron sus recomendaciones”, asegura una portavoz del Ayuntamiento, que insiste que el mercado “es una prolongación de la calle”. La solución para el acceso de personas con sillas de ruedas ha sido la instalación de las rampas móviles en los comercios de menos de 100 metros cuadrados y fijas en las más grandes. “Hemos tenido en cuenta la accesibilidad, que ya está técnicamente resuelta ” aseguró el arquitecto Fermín Vázquez.
“Cuando el mercado evolucione y haya más tiendas más grandes, habrá qué replantear cosas. Pero no estaban pensadas para que la gente entrara”, dijo Vázquez. Otra cosa que podría cambiar es la puerta de Meridiana 75. Los paradistas se quejan porque bloquea la entrada y conduce a la primera hilera de tiendas.
“El problema es que la gente pasa y mira la señal de la silla de ruedas y piensa: mira, sí tienen en cuenta a los discapacitados. Pero los que la usamos sabemos que no es así”, sentencia Duacastilla. Carlos, de la tienda de colchones, quita los rieles. No los puede dejar todo el tiempo, pues entorpece el tráfico. “Es el único remedio”, asegura.
“Tener que pedirle a una persona que te ayude para entrar en un sitio va contra la autonomía del discapacitado. Puede cumplir con la norma de accesibilidad, pero es discriminatorio tener que pedir una rampa. Es no estar en igualdad de condiciones”, aseguró Nuria Ventura, responsable de accesibilidad de la Federación de entidades colaboradoras con el minusválido, Ecom.
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