El Valle de Arán limita la recogida de ‘bolets’

El Valle de Arán quiere restringir la recogida de bolets dentro de su territorio. Por ello, ha planteado que solo los residentes, las personas que dispongan de una segunda residencia en la comarca y los turistas que pernocten puedan hacerlo. De esta forma, se evita que grupos de visitantes se trasladen desde otra zona y se lleven las setas de los bosques araneses. La norma, según ha adelantado el Síndic de Aran, Carlos Barrera, se podría aplicar ya el año que viene. “La medida tan solo busca regular la actividad. Queremos librarnos del expolio de los bosques del Aran y no tenemos ningún afán recaudatorio”, ha precisado.

Con esta estrategia, el Conselh Generau de Aran no cobrará ninguna tasa ni otorgará ningún permiso para recoger bolets en la comarca. Residentes, propietarios de segundas residencias y turistas alojados dispondrán de una acreditación y del acceso gratuito a los bosques, de manera que podrán recoger las setas que deseen sin limitación de peso. Barrera también justifica la propuesta como fórmula para “incentivar el turismo otoñal”.

La iniciativa lanzada por el Valle de Arán se añade a la que ya se aplica en la comarca vecina del Pallars Sobirà. Allí, los cazadores de bolets están obligados a desembolsar una cuota de cinco euros. Este importe ha frenado la llegada de personas en busca de setas, según indican desde la poblaciones de Alins, Cardós y Esterri de Cardós. El cobro del peaje forma parte de una prueba piloto llevada a cabo por el Departamento de Agricultura de la Generalitat de Cataluña.

Las intenciones del Conselh Generau de Aran topan con las reticencias del sector hostelero

Es la primera vez que la norma para limitar la recogida de setas discrimina en función de la procedencia. La tasa de cinco euros que se paga en el Pallars Sobirà da acceso al bosque, mientras que en la de el Valle de Arán estarán exentos los residentes. La misma filosofía sigue el Govern en los ensayos que está realizando en Poblet, donde los residentes pagan una licencia de un euro por temporada y los no residentes deben abonar 10, con una limitación de seis kilos por día. Gracias a que la medida ha favorecido la regulación del impacto de la actuación de los cazadores en el medio natural, la Generalitat baraja ampliar el número de bosques de pago para la próxima campaña.

Las intenciones del Conselh Generau de Aran topan con las reticencias del sector hostelero, que todavía desconoce cómo se quiere aplicar la iniciativa. El presidente de la Federación de Hostelería de Lleida, Juan Antonio Serrano, lamenta que no se haya contado con el gremio para exponer la normativa. “Nos encontramos con poca información y sin conocer si se establecerá un sistema de sanciones”.

En cambio, la Sociedad Catalana de Micología defiende la proposición, aunque insta a que cualquier limitación en el uso del bosque se haga con el consenso de todas las partes. En la misma línea se expresa el profesor de Micología Aplicada de la Universidad de Barcelona (UB), Enric Gracia, quien valora positivamente que la ley que prepara el Valle de Arán “busca proteger por primera vez el derecho de extracción y el patrimonio natural”. Gracia recuerda que los propietarios de los bolets son los dueños de los bosques. Aún así, el experto advierte de que será complicado trasladar la normativa al resto de las comarcas porque un 80% de la superficie de los bosques de Cataluña es de propiedad privada.