La reabierta Sala Gaspar rinde tributo a su historia y su legado
El bisnieto del fundador de la mítica galería regresa a Barcelona, y lo hace con un tributo a su tío Joan Gaspar
El dicho asegura que la sangre no es agua. Así será si finalmente, tras dar muchas vueltas por el mundo, Moishan Gaspar ha regresado a Barcelona para reabrir la mítica galería que fundó su bisabuelo. Situada en la plaza Letamendi, curiosamente enfrente del espacio de su tío Joan Gaspar, la Sala Gaspar del siglo XXI empieza su andadura con un tributo al legado de Joan, su hijo Miquel y los demás Gaspares, una saga de galeristas y sobre todo amigos y compañeros de los artistas. Lo atestiguan las cartas y fotografías reunidas en la primera muestra, La historia 1909-1996,abierta hasta el 21 de septiembre, que inmortalizan Joan, Miquel y Ana Gaspar, la madre de Moishan, con Picasso, Jacqueline y Sabartés, Clavé, Miró y su hija Dolors, el todopoderoso marchante Kanweiler, un jovencísimo Tàpies y los demás artistas de la galería, que representaba a los grandes de aquella época, entre otros, Chagall, Calder, Dalí, Pollock, De Kooning, el grupo El Paso y Dubuffet.
Nacida como tienda de marcos y espejos, actividad que nunca dejó de ejercer, la Sala Gaspar se caracterizó por anunciar cada exposición con un cartel diseñado por el artista protagonista de la misma. Una iniciativa que ha permitido a Moishan exponer un espectacular conjunto de carteles de Calder, Braque, Chillida, Tharrats, Alfaro, Tàpies y, naturalmente, Miró y Picasso, que en la Gaspar tuvo su primera individual en España en 1957. “Queremos reivindicar la tradición del cartelismo de autor”, afirma Moishan Gaspar, que ha inaugurado la nueva etapa utilizando el logo que diseñó Picasso. Su cometido será subir un listón que le han dejado muy alto, con casi 600 muestras realizadas entre 1939 y su cierre en 1996. “Queremos mantener y actualizar el espíritu de la antigua galería, así que dividimos el espacio entre un bookstore —con libros de artista, carteles, obra gráfica, publicaciones y obras de artistas emergentes— y una sala que acogerá muestras de arte contemporáneo y moderno, con el objetivo de enlazar las dos etapas de la Sala Gaspar y proponer un diálogo intergeneracional entre artistas”, concluye.
Prácticamente al mismo tiempo, en la calle de la Legalitat del barrio de Gràcia, abría sus puertas Werner Thöni Artspace (WTA), una nueva galería fundada por el homónimo artista suizo, afincado desde hace años en Barcelona. Thöni la define como “un espacio de experimentación, creación y exposición de arte contemporáneo”. Sin embargo, lo que la hace especial es que, además de la sala de exposiciones y el estudio de Thöni, también dispone de un taller residencia para un artista invitado. Considerando que ninguna de las instituciones, públicas o privadas, dedicadas al arte contemporáneo de la ciudad ofrece algo parecido, la pequeña pero coqueta habitación y el amplio espacio de trabajo que proporciona WTA, de forma totalmente gratuita, constituyen una excelente oportunidad. “El artista se elegirá a través de una convocatoria, basándose en el proyecto presentado, que podrá realizar durante una estancia de hasta tres meses y exponer en la galería”, explica Thöni, que lanzará la primera convocatoria en el otoño.
WTA, que hasta el 13 de septiembre acoge una muestra de la ilustradora Marta Zafra y a partir de octubre expondrá las instalaciones de Jaume Font, quiere convertirse en un espacio ecléctico, donde tengan cabida propuestas experimentales, innovadoras y de calidad, así como iniciativas de comisarios emergentes y creativos con ideas de difícil encaje en el circuito tradicional. “A través de un nuevo concepto de producción, exposición y desarrollo del arte, y de la interacción entre mi propio trabajo y el del artista invitado, pretendo desencadenar una serie de mecanismos de creación disponibles para todos”, concluye Thöni.
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