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La subida de impuestos del PP aportará 133 millones más al Consell

La oposición cree que las medidas adoptadas favorecen a las grandes fortunas

Reunión de la Diputación Permanente para convalidar o derogar el decreto ley del Consell de medidas urgentes.
Reunión de la Diputación Permanente para convalidar o derogar el decreto ley del Consell de medidas urgentes.Tania Castro

El PP impuso ayer en las Cortes Valencianas, sin enmiendas y casi sin debate, una nueva reforma fiscal que gravará las herencias y donaciones —hasta ahora prácticamente exentas— y la tributación de las operaciones de compraventa.

La reforma fiscal, con la que el Consell prevé recaudar 133 millones de euros más al año, viene obligada por la necesidad de seguir reduciendo el déficit de la Generalitat. El decreto ley, que ayer convalidó la Diputación Permanente de las Cortes, es, además, una de las consecuencias del Consejo de Política Fiscal y Financiera celebrado el pasado mes de julio, donde la Generalitat obtuvo autorización del Ministerio de Hacienda para ampliar el objetivo de déficit en 2013 del 0,7% al 1,6% del PIB regional.

La reforma fiscal, de carácter eminentemente técnico, no afecta a la capacidad de gasto ordinaria de los ciudadanos, como se encargó de recalcar el consejero de Hacienda, Juan Carlos Moragues. Los cambios sí alteran tributaciones “accidentales” tan importantes como la transmisión de herencias o las operaciones de compraventa de inmuebles, vehículos u oro.

Así, la bonificación del impuesto de sucesiones y donaciones, que era del 99%, se reduce al 75% del valor de la herencia. El impuesto de transmisiones patrimoniales pasa del 8% al 10% y el impuesto de actos jurídicos documentados asciende del 1,2% al 1,5%. Además, se intenta simplificar determinados trámites para empresas dedicadas al desguace o a la compra de oro y se obliga a los contribuyentes a facilitar información exhaustiva, en el caso de las sucesiones y donaciones, sobre las cuentas corrientes y de valores.

El incremento de la presión fiscal, que la oposición había reclamado con insistencia desde el inicio de la legislatura, se encontró con el rechazo de socialistas, Esquerra Unida y Compromís. Fundamentalmente porque consideran que la progresividad de la nueva presión fiscal vuelve a beneficiar a las grandes fortunas y porque aseguran que es un parche sobre un escenario macroeconómico falseado.

El portavoz socialista Francisco Toledo llegó a tachar la reforma fiscal de “repugnante” porque pretende recaudar hasta cinco veces más de los más humildes que de los más ricos. Marga Sanz, de Esquerra Unida, calificó el decreto ley de “insuficiente y chapucero” y su homólogo de Compromís, Enric Morera, lo bautizó como “burla”.

El consejero de Hacienda evitó replicar a los grupos de la oposición y el portavoz popular, Jorge Bellver, justificó el aumento de la presión fiscal con el manido argumento de responsabilizar a Zapatero.

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