Fabra y Valcárcel vuelven a poner en escena el ‘Agua para todos’

Los presidentes de la Comunidad Valenciana y de Murcia, Alberto Fabra y Ramón Luis Valcárcel, escenificaron ayer de nuevo su apoyo a los regantes de la cuenca del Segura vista la debilidad de ambos para negociar un acuerdo político que salve el trasvase del Tajo-Segura del veto de María Dolores de Cospedal, presidenta de Castilla-La Mancha y secretaria general del PP. El encuentro de Fabra y Valcárcel, repetido otras veces, llega en plena batalla por el nuevo plan hidrológico del Tajo.

Ambos presidentes defendieron en la localidad fronteriza de Pilar de la Horadada el memorando que rubricaron en abril las dos autonomías y el Ministerio de Agricultura para garantizar y mejorar el trasvase del Tajo-Segura, que abastece a 2,5 millones de personas, de Alicante, Murcia y Almería. Un memorando que es papel mojado y que el propio Gobierno español explicó “debe entenderse como una declaración de intenciones”. No fue respaldado además ni por Castilla-La Mancha ni Madrid, las otras dos cuencas hidrográficas a las que afecta el plan del Tajo, en exposición pública hasta el próximo 20 de septiembre.

Pese a ello, los dos políticos volvieron ayer a las expresiones épicas de otros tiempos, una detrás de otra: “trasvase irrenunciable”, “nunca renunciaremos al agua”, “ni un mínimo ápice que haga dar un paso atrás” y “el ser o no ser de la provincia”.

Los regantes están negociando cara a cara con el ministerio y conocen la debilidad de los dos gobiernos mediterráneos frente al de Madrid y el manchego. Todas sus peticiones se encuentran en el memorando pero, en palabras del presidente de los regantes, José Manuel Claver, “este papel ahora no es nada”. El sindicato presentará sus propias alegaciones. Los regantes estarían dispuestos a ceder en la discusión con Castilla-La Mancha sobre el aumento de 240 a 400 hectómetros cúbicos de caudal necesario para activar el trasvase Tajo-Segura. Pero, a cambio, piden que el trasvase se excluya del plan hidrológico y tenga rango de ley para evitar los continuos vaivenes políticos. La reducción del caudal que en su momento fue recibido por los agricultores alicantinos como “una derrota sin paliativos”, hoy no parece tan catastrófica. En marzo, Cañete cerró un acuerdo en torno al trasvase, donde no se aumentaba las reservas de agua salvo los 400 hectómetros cúbicos pero hasta que no acaben el periodo de alegaciones no se conocerá la redacción definitiva.

Pese a su discreto papel en esta negociación, los dos políticos no abandonan el escenario porque la guerra del agua da votos. En Murcia, en la Comunidad Valenciana y en Castilla-La Mancha. Ayer no fue el agua del Ebro, como antaño cuando se juntaban el expresidente Francisco Camps y Varcárcel. Pero la obra representada fue la misma.