Víctima mortal de un chantaje cibernético
Un hombre trata de quitarse la vida al ser extorsionado por una relación por Internet La víctima sufrió un infarto justo cuando disparaba la escopeta
Un ciudadano belga de unos 60 años afincado en el Baix Empordà murió el pasado mes de abril víctima de un chantaje que por Internet le hizo una banda desde Costa de Marfil, según han confirmado fuentes policiales. El hombre, al que exigían miles de euros con el pretexto de que una chica con la que había mantenido relaciones a través de la Red era menor, acabó intentando quitarse la vida con una escopeta. La desgraciada historia tuvo un último y sorprendente giro: el hombre no llegó a morir por la bala que se disparó, que salió volando hacia el vacío, sino por un infarto que sufrió en el momento de apretar el gatillo. La Guardia Civil ha necesitado cuatro meses para cerrar la investigación y unir todos los detalles de la historia.
El chantaje del que fue víctima el fallecido es conocido como romance scam. Este accedió a través de Internet a páginas de contactos y empezó un supuesto romance cibernético con una joven internauta. Se dieron los teléfonos, datos personales y a medida que creció la confianza, la organización criminal que había detrás y controlaba la cuenta y el romance, lo desvió a videochats pornos.
El hombre empezó a ser extorsionado por la red criminal, que le pedía 14.000 euros para evitar una detención que se anunciaba como inminente
A partir de este punto, el fallecido empezó a recibir llamadas, algunas supuestamente de la embajada y la policía francesa, informándole de que habían detectado que había accedido a archivos pornográficos de menores. El hombre empezó entonces a ser extorsionado por la red criminal, que le pedía 14.000 euros para tratar de evitar una detención que se anunciaba como inminente. La víctima, llegado a este punto y pensando que tenía la casa vigilada, decidió quitarse la vida. Escribió una nota a su mujer, salió al jardín y disparó la escopeta, pero el corazón se le paró justo entonces y la bala se desvió.
La viuda, que sospechó que la muerte tenía que ver con Internet, pidió a la unidad de delitos informáticos de la Guardia Civil de Girona que lo investigara. Tras meses de averiguaciones, los agentes concluyeron que al menos sufría tres estafas.
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