Baluarte contra los ataques al Estatuto
Blas Infante debe formar parte de modo central de la memoria democrática de nuestro pueblo
Blas Infante fue asesinado el día 11 de Agosto de 1936 por las mismas sinrazones por las que perdieron la libertad y la vida miles de andaluces y andaluzas, a manos de los militares sublevados contra el Estado democrático español, encarnado en la Segunda República. En primer lugar, por su compromiso vital e irrenunciable por una Andalucía libre y solidaria en un plano de igualdad con los demás pueblos de España, rompiendo así la secular estructura de un centralismo político-económico que solo servía a los intereses de las élites y que condenaba perpetuamente al subdesarrollo a nuestra región. Además, la visión de la autonomía y la identidad andaluza tenía para Blas Infante una proyección y una base profundamente popular, un sentido social que clamaba por la justicia y por la dignidad para los trabajadores de la tierra, con el grito por la reforma agraria que no pudieron perdonarle los que seguían detentando el viejo e inmenso poder de la propiedad latifundista. Por último, la vida y la obra de Blas Infante representa la fecunda ligazón entre la lucha por el autogobierno y la militancia política prorrepublicana, como evidencia su destacada participación en la dinámica política y en procesos electorales, siempre defendiendo la idea de una república social y descentralizada.
Como intelectual y político comprometido con la idea de autogobierno, como ciudadano que se puso al lado de las ansias de justicia de las trabajadoras y trabajadores andaluces, como republicano convencido y también como víctima de la violencia fundacional del régimen franquista que anegó en sangre el solar andaluz, Blas Infante debe formar parte de modo central de la Memoria Democrática de nuestro pueblo, memoria viva y fértil que mantenga en alto los ideales que él y otros muchos nos legaron. Blas Infante es hoy la memoria de las grandes movilizaciones del 4 de Diciembre de 1977 por una autonomía plena, es también el recuerdo de García Caparrós como símbolo de la violencia terminal del régimen, y su memoria debe seguir siendo baluarte contra los actuales intentos de vaciar de contenido el propio Estatuto de Autonomía, fruto de la lucha y la movilización del pueblo andaluz.
Luis Gabriel Naranjo Cordobés es director general de Memoria Democrática de la Consejería de Administración Local y Relaciones Institucionales
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