El primer viaje que los dos azafatos hacían a Ferrol
Dos de los madrileños fallecidos en el accidente de Santiago eran azafatos del tren Eran pareja y residían en Alcorcón
Dos de los fallecidos en el accidente de tren de Santiago eran vecinos de Alcorcón, una localidad de 170.000 habitantes al sur de la capital. Ambos eran jefes de tripulación, David Bernardo Monjas, de 36 años, y Olga Buitrago Valbuena, de 28. Ambos eran pareja desde hacía más de un año y era la primera vez que hacían este recorrido, en el que casualmente coincidieron los dos. Su trayecto habitual era el AVE Sevilla-Málaga. Los cuerpos de ambos se encuentran en el tanatorio de la localidad y se espera que reciban sepultura en las próximas horas. En total, 11 madrileños han muerto en el siniestro.
Ambos, madrileños de nacimiento, llevaban bastante tiempo en la compañía. Ella antes había trabajado en la desaparecida aerolínea Air Comet. Como azafata de tren llevaba unos siete años y medio. David entró después, hace unos seis años. De hecho, los dos se conocieron, según relatan sus compañeros, cuando ya estaban dentro. De eso hacía unos tres años y medio. Poco a poco, fueron ascendiendo y ambos tenían la categoría de jefes de tripulación.
Los dos eran la única tripulación que iba a bordo del tren siniestrado. A ella le había tocado la cafetería, mientras él atendía a los pasajeros. Cuando se produjo el accidente, David se encontraba anunciando por megafonía que estaban llegando a la estación de Santiago, en una zona conocida entre el personal como galley. Está situada en la parte izquierda del vagón, justo la que chocó contra el talud. Eso dificultó las labores de rescate. Fue uno de los últimos en ser recuperado. Tras hacer noche en Ferrol, tenían previsto volver al día siguiente a Madrid en otro trayecto de regreso.
Olga habló esa misma mañana con una compañera a la que le dijo que le daba “mucha pereza” hacer el viaje a Galicia, porque suponía un cambio en su ruta habitual. “Lo único que me consuela es que iba con David”, le dijo a esta compañera.
David Bernardo había vivido siempre en Alcorcón. Tenía un hermana. Desde hacía un año residía con su pareja. Sus compañeros le describen como una persona “muy perfeccionista” y “muy buen jefe” que siempre ayudaba a todos sus compañeros. “Era muy educado y siempre de estaba de broma con humor muy irónico”, recordaba un compañero suyo al que le costaba hablar en pasado de él. “Era muy extrovertido”, añadió otra compañera.
Ella también había vivido siempre en Alcorcón. Tenía tres hermanos (dos varones y una mujer), de los que hablaba constantemente. Sus compañeros recuerdan que se caracterizaba por ser “muy guapa” y ser “muy amable” con todos los del trabajo. “Era la típica persona que te enseñaba cómo hacer las cosas porque primero las hacía ella”, recordaban sus amigos. “Era muy elegante y muy discreta, siempre se preocupaba por todos y muy amiga de sus amigas”, ha añadido otra compañera en el tanatorio de Alcorcón. “Es una gran pérdida. Nos podía haber tocado a cualquiera de nosotros, sobre todo, por una imprudencia de ese calibre. Cuando lo oímos no nos lo podíamos creer y enseguida pensé en todos nuestros compañeros”, ha apostillado otro amigo.
El alcalde de Alcorcón, David Pérez (PP), se ha acercado esta mañana a dar el pésame a las familias en nombre del Ayuntamiento y de todos los vecinos y se ha puesto a su disposición para todo lo que necesiten. También habrá una declaración institucional de pésame en el pleno que se celebrará el próximo lunes. "Todo el pueblo está consternado porque eran muy conocidos y queridos. Todavía no nos lo creemos. Alcorcón estaba viviendo la tragedia desde el momento en que conoció el accidente pero ahora se ha agudizado al saber que dos vecinos nuestros murieron en ese tren".
El tanatorio de Alcorcón se ha quedado pequeño para acoger a toda la gente que ha querido acompañar a los familiares y amigos de la pareja fallecida. En los pasillos se han visto muchos compañeros vestidos de uniforme y con lazos negros en señal de luto. Muchos estaban destrozados y no paraban de abrazarse y de consolarse. “Nadie se imaginaba que podía ocurrir esto en los trenes, cuando para nosotros era lo más seguro que hay. Todavía no nos podemos explicar cómo ha podido ocurrir esto”, se quejaban dentro del dolor. La Cruz Roja ha desplazado una unidad para atender cualquier problema sanitario que se produzca.
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