Oposición a más terrazas en el Born
Los vecinos critican la gestión de los entornos del nuevo equipamiento
La apertura del centro cultural del Born solventa una de las reivindicaciones de los vecinos de esta zona de Barcelona. Pero también despierta temores, como el previsible aumento de las terrazas y la supresión de plazas de parking para vecinos. Algunos residentes creen que el mercado agregará presión a una zona ya muy turística.
El tema se trató durante el pleno de Ciutat Vella donde se debatió el Plan de Usos. “Ya estamos saturados de terrazas y los vecinos no tienen donde aparcar”, dijo María Mas, líder vecinal del Casc Antic. Otros vecinos también se quejan. “La restauración aquí se está orientando hacia el nuevo tipo de clientes, más rentable. Ya no tienes donde buscar un menú”, dijo Francesc Fàbregas, miembro de la plataforma del Torn del Born, asociación que siempre ha mostrado su oposición contraria al Ayuntamiento de convertir el mercado en un centro cultural.
El Consistorio pretendía abrir el grifo a nuevos locales en el paseo Picasso, pero desistió tras las alegaciones al Plan de Usos. Si se quiere abrir un nuevo restaurante, tendrá que rescaterse la licencias. Pero los vecinos temen que los bares y restaurantes que existen quieran más terrazas, aprovechando la peatonalización.
Desde el Consistorio dicen que los posibles nuevos veladores tendrán que pasar por el proceso normal de licencia, aún pendiente de regular por la normativa de terrazas que se encuentra en trámite. Se analizarán caso por caso. Los vecinos, sin embargo, piden poner un tope. "Las terrazas que hay ahora incumplen los horarios, no recogen los trastos como lo ordena la ley, hay mucho ruido", justificó Conrado Carrasco,también del Torn del Born.
Los aparcamientos también preocupan. Desde el distrito aseguran que las actuales 284 plazas de zona verde representan una pérdida de 69 sitios para aparcar con respecto a las que había antes de que iniciaran las obras. De hecho, se habilitaron 72 nuevos. Los vecinos consideran que no son suficientes. El descontento ha llegado a los balcones. Aprovechando la actuación artística de Frederic Perers, que ha colgado allí carteles con los apellidos de 73 familias expulsadas hace 300 años, los vecinos plasman: “Vergüenza de ser catalán con este Ayuntamiento”.
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