“Hacía tiempo que mamá no sonreía”
Tres cámpings madrileños ofrecen estancias gratis a familias en paro e hijos menores de 14
Carmen y Humberto forman junto con sus dos hijos —Esteban, de 11 años, y Elena, de 20 meses— uno de los más de dos millones de hogares en los que todos sus miembros están en paro. Ella, auxiliar administrativo, perdió su puesto de trabajo en 2011. Él, oficial de segunda en una importante empresa constructora, lleva más de un año desempleado. Desde entonces, no han podido salir de vacaciones fuera de su Gijón natal. “Ni en verano, ni en Navidad ni en Semana Santa”, relata Humberto visiblemente resignado. No se lo pueden permitir. “Hasta que nos enteramos de la iniciativa y contactamos con el cámping” afirma.
Cuando habla de “la iniciativa”, este asturiano de 36 años se refiere a Bungalow Feliz, la propuesta de un centenar de cámpings españoles, entre ellos tres madrileños, que ofrecen alojamiento gratuito a aquellas familias con hijos menores de 14 años que más sienten el azote del paro. Entre estos recintos, se encuentra el cámping Arco Iris, situado en Villaviciosa de Odón, y lugar elegido por Carmen, Humberto y sus hijos para pasar tres días de auténticas vacaciones.
El calor seco, aplastante a mediodía, empuja al pequeño Esteban a la piscina mientras sus padres se quedan con su hermana Elena. En la alberca juega con otros niños de su edad, entre los que es “uno más”, según asegura el dueño del cámping, Fernando Aijón. “Es impresionante la acogida de los empleados y del resto de campistas de las instalaciones. Ni una mala palabra, todo lo contrario”, recalca.
Mientras duren sus fugaces vacaciones, esta familia gijonesa podrá hacer uso de todo “como cualquier otro cliente”. La única diferencia con el resto de los aquí hospedados es que ellos firmarán una factura de cero euros al abandonar el establecimiento. “Somos empresarios, no una ONG, pero la cosa está muy mal ahí fuera y, en la medida de nuestras posibilidades, queremos arrimar el hombro”, señala Aijón.
Para los tres cámpings madrileños adheridos a la campaña (El Escorial, El Canto de la Gallina y Arco Iris), esta es su primera temporada de participación en el proyecto. Sin embargo, Bungalow Feliz ya lleva un año poniendo su granito de arena para alegrar las vacaciones de los pequeños que más sufren la crisis. Hasta el momento, los resultados son “más que satisfactorios”, según Álvaro García, patrón del cámping Don Cactus. La iniciativa echó a andar en mayo de 2012, cuando este emprendedor granadino acordó con otros de la Costa Tropical que un grupo de familias afectadas por la lacra del paro pudieran pasar unos días en sus instalaciones. A la propuesta, pronto se sumó la Federación Española de Empresarios de Cámping y el número de establecimientos adheridos creció exponencialmente.
El quebranto económico de esta medida para los dueños “es mínimo”, según los empresarios del sector. En el haber, en cambio, la satisfacción y felicidad de las familias es una alegría para los propietarios de las instalaciones. “El agradecimiento es lo que más nos reconforta, aunque no lo hacemos por eso”, sostiene el máximo responsable de Arco Iris. Y entre las decenas de agradecimientos recibidos, Aijón recuerda uno muy especial. Era correo electrónico de una niña que había estado en el cámping con su familia gracias a este programa y que decía: “Hacía muchos meses que no veía sonreír a mis padres”.
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