Blasco afirma que una “excusa” lo ha dejado fuera del PP
Una docena de populares exhibe en las Cortes su afecto al diputado no adscrito
El exconsejero y exportavoz parlamentario Rafael Blasco ha construido su propio imaginario. En ese universo —que no comparten ni la Fiscalía Anticorrupción, ni la Abogacía de la Generalitat, ni toda la oposición, ni el Gobierno valenciano— Blasco es la víctima de un partido carente de liderazgo que ha pagado la falta de criterio de sus dirigentes para afrontar los escándalos de corrupción.
Blasco estrenó este miércoles su nuevo escaño como diputado no adscrito —aislado del resto de grupos y sin sillones ni a izquierda ni a derecha— con un alegato destinado a reforzar su particular visión de las cosas. El exconsejero, para quien la propia Abogacía de la Generalitat pide 11 años de cárcel por las supuestas irregularidades cometidas en el desvío de ayudas destinadas al Tercer Mundo, aseguró que el PP había utilizado una “excusa” para suspenderlo de militancia.
“Es de las pocas cosas impecables que he hecho en la vida”, aseguró Blasco respecto a sus declaraciones en 13 TV. “Se hizo con el máximo respeto institucional, sin ningún juicio de intención sobre nadie en concreto”, añadió. Una apreciación que no comparten la dirección regional y el comité de derechos y garantías del PPCV, que el sábado lo suspendió de militancia y lo obligó a abandonar cualquier cargo de representación del partido por acusar a Fabra, sin mencionarlo, de instrumentalizar la Abogacía de la Generalitat.
“La entrevista ha sido una excusa”, recalcó Blasco, que admitió que había sido “francamente duro” tener que abandonar el Grupo Popular. “Estoy muy tranquilo, muy sereno, muy convencido de la justeza de lo que ha sido mi actuación y no estoy en condiciones de reprocharle nada a nadie”, continuó el diputado apartado del PP.
“La entrevista es de las pocas cosas impecables que he hecho en la vida”
Rafael Blasco reiteró que no piensa abandonar el escaño, desde donde actuará “con la máxima coherencia” en relación con lo que ha sido su compromiso político y electoral con el PP.
“Quiero cumplir con mi trabajo de diputado y pensar mucho en una persona que desgraciadamente se va, que es Nelson Mandela”, argumentó Blasco.
Los escaños anexos al del diputado no adscrito, retirados del hemiciclo
Una afirmación que resultó ofensiva para quienes saben que la prisión de la isla de Robben no tiene nada que ver con un escaño de diputado no adscrito. Y también para quienes creen que hay que ser muy atrevido para mencionar la figura de Madiba cuando eres un exconsejero implicado en el desvío de ayudas al Tercer Mundo.
Antes de entrar al hemiciclo, Blasco resaltó que sus ya excompañeros del Grupo Popular habían “valorado el gesto” de presentar voluntariamente la renuncia y no forzar la votación en la que iba a ser expulsado. “Yo no quería ser el motivo de una lectura de desunión del PP”, dijo Blasco, que recordó que todavía no se le han comunicado las causas por las cuales se le ha apartado del partido.
Y lo cierto es que fueron muchos quienes se acercaron a saludar —con abrazos, apretones de mano y saludos de toda clase— a Blasco en su nuevo escaño. Sobre todo cuando el vicepresidente del Consell, José Ciscar, y el consejero y secretario regional del PP, Serafín Castellano, desaparecieron del hemiciclo.
El primero fue Manuel Bustamante, que hasta ayer ocupaba el escaño ahora asignado a Blasco, pero tras él desfilaron otros muchos. La exconsejera de Turismo Milagrosa Martínez, para quien la fiscalía pide también 11 años de cárcel por Gürtel, y el expresidente de la Diputación de Valencia Fernando Giner lo abrazaron. El presidente provincial del PP, Alfonso Rus, le dio un apretón de manos y diputados como Rafael Maluenda, que está en la dirección del Grupo Popular, cruzaron el hemiciclo para saludarlo y hablar. Igual que César Sánchez, Vicente Betoret, Alicia de Miguel, David Serra, Andrés Ballester y otros más. Todos ellos hubieran votado la expulsión de Blasco, pero ello no impide que los afectos estén más cerca del diputado no adscrito que de la bancada azul del Consell.
Los portavoces de los tres grupos de la oposición tacharon de indignante que Blasco todavía mantenga el escaño y lamentaron la debilidad mostrada por el presidente de la Generalitat para atajar los escándalos.
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