González defiende que el nuevo aeródromo mejorará “la competitividad”

El futuro aeródromo del Suroeste, que ocupará 500 hectáreas a caballo entre los municipios madrileños de El Álamo y Navalcarnero y deberá estar operativo como muy tarde en 2018, se levantará en una vasta tierra de secano, donde esta mañana se seguía cultivando trigo y había algunos viñedos esparcidos. A 40 kilómetros del centro de Madrid, la vida trascurría tranquila, mientras un agricultor se afanaba en esquivar los baches de un camino repleto de hoyos a lomos de un tractor hasta arriba de balas de heno.

“Es un proyecto que ya anunciamos en la legislatura pasada, con el que pretendemos dar respuesta a las necesidades de la aviación ejecutiva. Madrid es de las regiones más importantes del mundo y, si queremos ser competitivos, debemos tener un aeródromo como los que ya existen en otras capitales europeas, asociado a los grandes desarrollos del mundo”, ha esgrimido el presidente de la Comunidad, Ignacio González, que ha recordado que en 2018 concluye “la solución provisional” del aeropuerto de Barajas a la aviación corporativa.

González defiende que el nuevo aeródromo mejorará “la competitividad”

El Ejecutivo autonómico no contempla “de ninguna manera” que los vuelos ejecutivos vuelvan a Torrejón de Ardoz, donde deben ceder el paso a los grandes aviones comerciales, que tienen prioridad. La futura obra la realizará una empresa privada, que a cambio de una inversión de 230 millones de euros gestionará la concesión del aeródromo por un periodo estimado en 40 años. “Cuando hagamos la licitación, veremos las empresas interesadas”, ha observado González, que espera que la licitación esté lista para el año que viene.

Mientras González y su séquito inspeccionaban los terrenos in situ, mirando por donde pisaban con sus zapatos ejecutivos, poco aptos para el terreno, los responsables del cercano aeródromo de Casarrubios han aprovechado la visita para reivindicar su infraestructura frente a la que proyecta la Comunidad. Los empresarios del complejo, que en su mayor parte se levanta en la provincia de Toledo, han defendido sus intereses a vista de pájaro.

A la vez que el presidente madrileño conversaba con Pablo Cavero (consejero de Transportes, Infraestructuras y Vivienda), Borja Sarasola (Medio Ambiente y Ordenación del Territorio), Baltasar Santos (alcalde de Navalcarnero) y José Fernández González (alcalde en funciones de El Álamo), dos aviones –aparentemente sendos T-6, uno verde y el otro azulado- han hecho durante media hora todo tipo de cabriolas por el aire, rizos, picados y loopings incluidos, haciendo un ruido ensordecedor por momentos.

A la algarana se ha sumado posteriormente un helicóptero negro plateado, dando a entender que la infraestructura ya existente tiene su demanda. “Casarrubios pertenece a Castilla-La Mancha, es un aeródromo privado mientras que el aeródromo de El Álamo que impulsamos tiene detrás estudios realizados con Fomento y Aena. Hemos elegido este emplazamiento porque nos parece el mejor, teniendo en cuenta además que se prevé un aeropuerto de carga en Campo Real”, ha zanjado González. “Llevamos aquí desde 1996, desde antes como campo de vuelo. ¡Tenemos licencia estatal!”, replica indignado Ignacio Elduayen, gerente de Casarrubios

Requerido por la cercanía de las futuras pistas a Eurovegas, que quedaría a diez minutos, el mandatario ha insistido en que el aeródromo por construir “no tiene nada que ver con Eurovegas”. “Es un proyecto anterior, no se hace con ese objetivo. Es la solución a problemas presentes como buscarle una ubicación a la aviación de Cuatro Vientos, al que Fomento pretende cerrar”, ha asegurado González, que ha señalado al Estado como el responsable de que Las Vegas Sands todavía no haya presentado su proyecto de casinos y congresos en el Distrito Norte de Alcorcón. “Hasta que el Estado no resuelva dos o tres cosas pendientes, no lo van a presentar”, ha concluido.