Errores psicopatológicos en el caso José Bretón
No es un enfermo mental, no es un psicótico ni un bipolar, pero sí que tiene rasgos de personalidad psicopática, narcisista y obsesiva
Ante la avalancha de informaciones que los medios de comunicación están ofreciendo sobre el triste caso de los niños de Córdoba, creo que es interesante aclarar y definir algunos conceptos erróneos, relacionados con la psicopatología, que se están utilizando. José Bretón, acusado de asesinar a sus hijos y de haberles hecho desparecer, no tiene autocontrol emocional, no es un superdotado intelectualmente, no es un enfermo mental, no es un psicótico ni un bipolar, pero sí que tiene rasgos de personalidad psicopática, narcisista y obsesiva.
En primer lugar, no tiene autocontrol, no posee la capacidad de controlar sus emociones, ni es capaz de regular su manifestación emocional o modificar un estado de ánimo. No es consciente de cómo se encuentra y de los pensamientos que tiene acerca de su estado anímico, más bien son las emociones las que le controlan. No reconoce su rabia y odio, no toleró la separación de su mujer y por ello buscó vengarse de ella, no es consciente de su narcisismo, de su falta de control sobre la situación de abandono. Se puede decir que es un témpano de hielo, da la impresión de indiferencia, que en ocasiones está en otro mundo y que es un hombre sin sentimientos, eso se llama “alexitimia”. Pero pierde el control de sus emociones cuando hay desorden, falta de control y situaciones de incertidumbre.
No es una persona superdotada intelectualmente; su coeficiente intelectual es de 120, cuando la media de la población es 100 con una varianza de 15 puntos. Es una persona con un coeficiente intelectual normal alto idéntico al que posee un 14,31% de la población; es decir, uno de cada siete personas. La superdotación intelectual requiere un coeficiente intelectual de más de 130. Sin embargo, su inteligencia emocional y su inteligencia social son bajas.
No es un enfermo mental, por supuesto; los enfermos mentales no son asesinos, bastante desgracia tienen con su trastorno para que encima les atribuyamos una conducta violenta. No tiene ningún tipo de psicosis, no hay ideas delirantes, ni alucinaciones, ni falta de conciencia de la naturaleza patológica de los delirios y las alucinaciones. Tampoco tiene ningún trastorno bipolar, no existen episodios maníacos donde exista un estado de ánimo elevado, expansivo e irritable, junto con otros episodios depresivos.
Pero sí que tiene rasgos de personalidad patológica, formas de ver el mundo, de relacionarse y de pensar sobre los demás y uno mismo que son incorrectos, inflexibles y desadaptativos. La personalidad, la forma de ser de las personas, en algunos casos, puede llegar a provocar malestar y mucho dolor en la propia persona, o como en este caso, en las personas que conviven con él.
Ahora bien, en él sí que aparecen algunos rasgos de personalidad patológica, rasgos como los descritos en la Escala de Evaluación de la Psicopatía de Hare: facilidad de palabra y encanto superficial, manipulador; sentido desmesurado de la autovalía; ausencia de remordimiento o sentimiento de culpa; afecto superficial; insensibilidad afectiva y ausencia de empatía. Se puede decir que es un psicópata integrado, no tiene una historia criminal, pero tiene la semilla de violencia que ha crecido con el abandono de su mujer y para vengarse de ella. Esta forma de ser es compatible con una personalidad narcisista que sobrevalora sus cualidades, exagera la importancia de sus actos y se cree el centro de atención, demandando admiración. No olvidemos que en estos momentos es el centro de todas las miradas, los medios de comunicación están engrandeciendo ese “yo” narcisista al que se le atribuyen cualidades que no tiene. Su “yo” se encuentra satisfecho de todas estas especulaciones, está disfrutando ocultando su secreto, con esta estrategia cree ganar estatus, pero no hay que olvidar que en el fondo su autoestima es débil.
Por último, también tiene una personalidad obsesiva, cuidadosa por el orden, el control y el perfeccionismo; que presta una atención exagerada a las reglas, detalles triviales, horarios. Esto explica algunas de las conductas exageradas que tiene sobre la limpieza y el que se muestre excesivamente cuidadoso en sus comportamientos.
José Gil Martínez es profesor de Psicopatología de la Universitat de València
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