El cuñado de Bretón le responsabiliza de la desaparición de sus hijos
El psiquiatra del acusado lo califica como “obsesivo” y “dominante” La familia del imputado se ha negado a declarar ateniéndose a su derecho
El peor día en la vida de José Ortega fue el 8 de octubre de 2011, cuando recibió una llamada de su cuñado Rafael diciéndole que sus sobrinos Ruth y José se habían perdido en un parque de Córdoba. Así lo ha recordado Ortega en la quinta sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial contra su cuñado, José Bretón, acusado por el doble asesinato de sus hijos. Bretón, en prisión preventiva, mantiene que los niños se extraviaron en aquel parque. La fiscalía y la acusación particular sostienen que el acusado envenenó a sus pequeños con fármacos y los quemó en una hoguera en su finca familiar de Las Quemadillas, a las afueras de la ciudad, como venganza contra su exesposa Ruth Ortiz, quien le acababa de pedir el divorcio.
José Ortega ha afirmado que no puede creer que Bretón matase a sus hijos, pero sí le ha acusado de ser “el responsable” de su desaparición. Muy nervioso y entre lágrimas, Ortega ha reconocido que el día en que sus sobrinos desaparecieron no se creyó la versión del acusado de que se habían perdido en el parque Cruz Conde. También le extrañó mucho que Bretón afirmara que había perdido de vista a sus pequeños cuando se sentó en una barra para hacer ejercicios al lado del circuito de carreras del parque. “Con lo escrupuloso que es, me extrañó”, ha dicho.
Varios testigos sitúan al acusado en la finca familiar de Las Quemadillas el día de los hechos
Quien conoce bien las manías a las que se refería Ortega es el psiquiatra que atendió a Bretón cuando supo que su mujer quería separarse de él. El especialista recetó a Bretón Orfidal y Motivan, dos potentes fármacos indicados para controlar sus obsesiones. La policía sospecha que con esos medicamentos, que fueron expedidos en una farmacia y que nunca se han encontrado, sirvieron para matar a Ruth y José. El especialista ha calificado a su antiguo paciente como “obsesivo” y “dominante”. El psiquiatra ya había atendido a José Bretón en 1997 y también le recetó los mismos medicamentos.
En esta sesión, varios testigos han declarado haber visto al acusado en la finca familiar de Las Quemadillas, tanto la mañana del día de los hechos (8 de octubre de 2011) como días antes, durante las noches y madrugadas. Otro declarante ha recordado su extrañeza cuando Bretón le dijo esa tarde, junto al parque Cruz Conde, que había perdido a sus hijos. “No estaba histérico y siguió andando, pero sin entrar en el parque”, asegura este testigo.
Los padres y hermanos de Bretón se han negado a declarar ateniéndose a su derecho por ser familiares directos. Su padre, Bartolomé Bretón, muy delicado de salud, ha accedido a la sala con ayuda. “No voy a decir nada”, le ha dicho al tribunal y al jurado. Lo mismo ha ocurrido con Antonia Gómez, madre del acusado, y sus hermanos Catalina y Rafael Bretón. La madre de Bretón ha besado al acusado al entrar y al salir de la sala, su hermana Catalina, le ha saludado con la mirada; Rafael no le ha llegado a mirar.
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