Reclamar al moroso en su casa
Imputado un director de sucursal del Banco Mare Nostrum por un presunto delito de coacciones
El 9 de mayo de 2011, sobre las once de la mañana, el director de una sucursal del Banco Mare Nostrum en Getafe se presenta en el domicilio de un moroso y llama a la puerta. No obtiene respuesta. Una vecina observa la escena y llama a la esposa del moroso. Dice que hay un hombre en actitud nerviosa llamando a su puerta. A la media hora, el director de sucursal deja una nota: “Por favor, póngase en contacto con nosotros para evitar la entrada en mora de las posiciones que tiene con nosotros y evitar una posible ejecución de su vivienda”.
El moroso se llama Luis Miguel Mencía y es abogado. Es más, ha trabajado como director de sucursales bancarias durante diez años. “Esta persona va a mi casa a las once de la mañana sabiendo que estoy en mi despacho de Madrid”, explica. “Lo hace para asustar a mi mujer, que no debe nada al banco. Lo legal es que te manden un burofax. O que te digan que si no pagas emprenderán acciones legales. Se va al juzgado, pero no se va a casa de la gente: eso es una forma de escrache”.
El juzgado de instrucción número 39 de Madrid llamaba el pasado 28 de abril a declarar al director de la sucursal y a un apoderado de la entidad en calidad de imputados. Este periódico intentó recabar la versión del director de la sucursal, que declinó hacer declaraciones.
Luis Miguel Mencía asegura que el episodio del empleado del Banco Mare Nostrum acudiendo a su casa, que podría considerarse como un presunto delito de coacciones, es el remate tras meses de acoso telefónico por parte del banco y de una empresa de recobro que le presionaba con malos modos para cobrar la deuda.
Es en enero de 2010 cuando Mencía suscribe una póliza de crédito para atender las necesidades de tesorería de su actividad como abogado en una sucursal de Caixa Penedés en Getafe. A finales de 2011, cuando la póliza va a vencer, negocia con el director de sucursal (que ya es Banco Mare Nostrum, entidad que agrupa a Caixa Penedés, Caja Murcia, Caja Granada y Sa Nostra) un préstamo ICO para cancelar la póliza. Pero el cierre de esa oficina hace que las posiciones del deudor se trasladen a otra oficina en la misma localidad. Ahí empiezan los problemas. El cambio de oficina desencadena que le pidan una garantía hipotecaria, cuenta Mencía. Le piden que hipoteque su domicilio familiar, que comparte, en régimen de bienes gananciales, con su esposa. Su negativa desemboca en la espiral de llamadas a su teléfono móvil desde un teléfono oculto y la visita del director de sucursal a su casa.
Un portavoz de BMN asegura que se intentó negociar con Mencía para refinanciar o aplazar los pagos, tal y como es política del banco, pero que el deudor no se avenía a ningún acuerdo. Y añade que la política de Mare Nostrum es buscar la voluntad de pago y, cuando no existe, se transfiere el caso a una sociedad profesional de gestión de cobros. “Nunca se busca un enfrentamiento con el cliente o sus familiares”, asegura el portavoz de la entidad financiera.
La fusión de las cuatro entidades de crédito en 2010 supuso para los que trabajaban en ellas una unificación de criterios de actuación. En ese contexto, señala un empleado de BMN que pide mantenerse en el anonimato, el recobro pasó a ser una prioridad para los directores de sucursales, por encima incluso de la captación de clientes. Evitar que se elevara la morosidad, indicador crucial por el que el Banco de España y Bruselas mide a las entidades financieras, se convirtió en algo prioritario.
Una de las prácticas del Departamento de Recuperación, cuenta este empleado, consistía en conminar a los directores de sucursal para que fueran a la casa de los clientes cuando estos están a punto de entrar en mora.
Un portavoz de BMN dice que solo se visita al deudor si no se le localiza
Además, en reuniones de coordinación de distintas oficinas, explica, los directores de zona han llegado a decir que reclamar delante de la familia del moroso es más eficaz que simplemente llamar por teléfono. “Hacerlo así supone cierta coacción”, declara el empleado de BMN, “pones al cliente, que ya sabe que tiene una deuda, en un aprieto. Hay otros mecanismos, pero eso es lo que han llegado a exigir. Si el cliente tiene que pasar vergüenza, que la pase, pero que pague. Esto se hace porque resulta efectivo”.
El portavoz de BMN señala que solo se visita a un deudor en su domicilio en el caso de que no haya ningún otro modo de localizarle. Alude a una supuesta amistad entre el primer gestor que concedió a Mencía la conversión de la póliza en un préstamo. Y señala que la nota dejada por el director de sucursal es un error: no se podía ejecutar una vivienda que aún no era garantía de ningún préstamo.
Mencía, que fue director de sucursal en el banco Mapfre y en Bancaja, considera que ha sido víctima de un comportamiento que vulnera las buenas prácticas recomendadas por el Banco de España. Una mala praxis que viene derivada de la presión que reciben los directores de sucursal, que, en ocasiones, se extralimitan. Pero apunta que los responsables reales de que se produzcan esas coacciones son otros. “En la pirámide de la banca mandan mucho los mandos intermedios, que son los que articulan todo esto”. Y se hace la siguiente pregunta: “¿Quién es el cerebrito intermedio que dice que hay que ir a las casas de los clientes a cobrar porque es más eficaz?”. Eso, dice, es lo que le gustaría destapar con la querella interpuesta contra BMN.
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