Expertos alertan de grandes cantidades de medusas y plásticos en el Mediterráneo
Los microplásticos se han encontrado "de forma generalizada en zonas muy alejadas de la costa"
Los investigadores del proyecto internacional MedSeA han mostrado este lunes su "sorpresa" por las grandes concentraciones de medusas y microplásticos observados en la cuenca interior del Mediterráneo, dos de las conclusiones preliminares de una expedición científica para medir el impacto de la acidificación y el calentamiento global en este mar, y que ha finalizado este lunes. En rueda de prensa con motivo del atraque en Barcelona del buque Angeles Alvariño del Instituto Español de Oceanografía (IEO), la coordinadora del proyecto europeo y científica del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (Icta) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Patrizia Ziveri, ha subrayado que los microplásticos se han encontrado "de forma generalizada en zonas muy alejadas de la costa".
Esto, junto a las elevadas densidades de medusas, especialmente en el Mediterráneo occidental, constituyen las consecuencias visibles a simple vista de la presión ambiental ejercida por el hombre, especialmente alta en un mar en el que los efectos del calentamiento global, la sobrepesca y la presencia de especies invasoras conforman un "sistema muy complejo" que los científicos han empezado a analizar por primera vez de forma coordinada.
El crucero científico del MedSeA que ha contado con la participación de una docena de científicos de ocho nacionalidades, zarpó hace un mes de Cádiz, ha navegado por el sur de la cuenca hasta aguas de Líbano y ha regresado pasando por Creta, el mar Egeo, el Adriático, el estrecho de Sicilia y el Golfo de León, y ha comprobado la concentración de dióxido de carbono (CO2) cada veinte minutos de navegación, lo que supone 2.500 mediciones se analizarán en las próximas semanas. El proyecto, financiado con seis millones de euros del VII Programa Marco de la Unión Europea (UE), cuenta con la colaboración de un centenar de científicos de 22 instituciones europeas.
Ziveri ha destacado que la captación de CO2 por parte de los océanos --se calcula que 24 millones de toneladas al día en todo el mundo-- conlleva un descenso del PH en el agua marina, con la consiguiente acidificación, unos efectos todavía por describir al detalle pero que apuntan a un descenso de la biodiversidad y que, en el caso de un mar interior como el Mediterráneo, pueden ser más problemáticas.
Los expertos intuyen que el descenso del PH conlleva un aumento de la energía necesaria de los organismos con conchas y esqueletos para formar sus estructuras, una reducción de la captación de oxígeno y un menor éxito reproductivo en numerosas especies, mientras que otras, como las medusas, podrían estar mejor preparadas para los cambios y por tanto proliferar con mayor éxito.
La coordinadora del MedSeA ha indicado que entre los años 1800 y 2000 ha aumentado la concentración de CO2 en los océanos mundiales un 34%, y se calcula que en 2100 crezca un 152%, lo que representa que se alcanzará una acidificación no conocida por los océanos en 300 millones de años. A tenor de lo que se conoce, Ziveri ha considerado prioritario "hacer algo ahora" y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la presión antropogénica que se ejerce sobre el Mediterráneo, extendiendo las reservas marinas y limitando la sobrepesca.
La investigadora del ICM-CSIC, Melissa Acevedo, ha señalado que los avistamientos de medusas en la costa son habituales, y de hecho se tienen datos desde hace una década, pero la campaña oceanográfica ha permitido también observar afloramientos de estas especies en el interior del Mediterráneo, con una "densidades más elevadas de lo que se esperaba", especialmente de 'Pelagia noctiluca' y 'Velella velella'. A pesar de ello, es imposible predecir si éstas llegarán a la costa en grandes cantidades en verano, puesto que dependerá de las corrientes y vientos, así como de la barrera natural que puedan formas las lluvias y las aportaciones de agua dulce desde los ríos.
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