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CANTO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La belleza del malo

El contratenor Xavier Sabata saca un disco sobre arias operísticas y piezas instrumentales de Häendel

Puesta sobre un escenario, la bondad suele ser aburrida, sosa, previsible; la maldad, en cambio, ofrece un juego de posibilidades dramáticas y complejidades psicológicas muy superior y mucho más excitante.

HÄNDEL’S BAD GUYS

Arias operísticas y piezas instrumentales de Georg Friedrich Händel. Xavier Sabata, contratenor. Grupo instrumental Il Pomo d’Oro. Riccardo Minasi, violín y dirección. Ciclo de conciertos Palau 100. Palau de la Música, Barcelona, 25 de mayo.

Sobre esta estimulante premisa, tan antigua como el mismo teatro, Xavier Sabata, contratenor catalán nacido en Avià (Barcelona) en 1976 ha montado su último trabajo discográfico en donde, bajo el titulo Händel's Bad Guys, se muestra una apasionante galería de malvados, psicópatas, desalmados y furibundos diversos provinentes de las mejores cosechas de la ópera händeliana, uno de los corpus operísticos más ricos y variados en este terreno, un auténtico vergel de maldad y perfidia.

Acompañado excelentemente, con nervio, garra y precisión por el microconjunto (un intérprete por parte) Il Pomo d'Oro, dirigido desde el violín solista por Riccardo Minasi, Xavier Sabata presentó en el Palau, para el público de Palau 100, una parte considerable de este catálogo de "malos tipos" que figuran en su último disco.

Arias de maldad

ntercaladas entre piezas instrumentales, también händelianas, que le permitían descansar momentáneamente la voz, Sabata, ofreció arias, algunas muy poco habituales, procedentes de Tamerlano, Faramondo, Ottone, Ariodante, Giulio Cesare y Teseo. No todas fueron arias de rompe y rasga, pues la maldad, a veces, se recubre sutilmente de piel de cordero, pero en general fueron piezas brillantes, expuestas y de alta exigencia.

Beneficiándose de sus estudios como actor, Sabata no solamente canta sino que "pone en escena" el personaje con desparpajo, intensidad y apasionamiento. La voz le corre muy bien, es ágil y supera con facilidad los pasajes de coloratura, el fraseo y la expresividad son muy adecuados, el timbre en ocasiones resulta un poco opaco, sin brillo y la proyección resulta escasa en los momentos de mayor intensidad. Aún con estas limitaciones, el conjunto resulta muy válido y así lo apreció el público del Palau que saludó con grandes aplausos la actuación de Xavier Sabata.

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