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situación política

La disputa entre PSE y PP complica el margen de maniobra de Urkullu

Amaiur insta al ‘lehendakari’ a abandonar la “ambigüedad” y buscar un socio

Urkullu junto al consejero vasco de Salud, Jon Darpón en el hospital Aita Mennni de Arrasate (Gipuzkoa).
Urkullu junto al consejero vasco de Salud, Jon Darpón en el hospital Aita Mennni de Arrasate (Gipuzkoa).Juan Herrero (EFE)

Iñigo Urkullu no gana para sobresaltos. Después de haber rectificado en corto para ensanchar el cupo de invitados a un posible pacto de estabilidad y de compromiso con la recuperación económica de Euskadi, viene Patxi López y embarra el terreno al lehendakari con su veto al PP. Los socialistas entienden que es imposible dar un paso al frente con una política compartida entre partidos que tienen posiciones tan encontradas como, dicen, les ocurre con los recortes de los populares. Para Antonio Basagoiti, el motivo que guía a López es mucho más sencillo y lo sitúa en clave de la carrera en las primarias del PSOE.

Ante este escenario de enfrentamiento entre los socios del anterior Gobierno vasco, la izquierda abertzale entiende que es el momento de que Urkullu “abandone la ambigüedad” y se decida por un socio, como indicó ayer el diputado por Gipuzkoa Rafael Larreina (EA) durante una rueda de prensa de Amaiur para criticar la resolución del Tribunal Constitucional sobre su derecho a disponer de grupo propio en el Congreso.

Basagoiti también analiza la posición de López en clave de poder, al considerar que el líder de los socialistas vascos pretende “una poltrona” al margen “del color político que tenga el pacto de estabilidad”. Sin duda, el veto del PSE-EE ha dolido a los populares vascos, al margen de complicar el campo de maniobra de Urkullu. “Sus palabras son una barbaridad”, escribió ayer Basagoiti en su blog. “¿Cómo se pueden decir tales barbaridades en esa tribuna parlamentaria y, además, pretender que le crean?”, añade.

Entre los socialistas hay cierta incomodidad por la formulación que hizo el exlehendakari al expresar las diferencias ideológicas que el PSE mantiene con el PP en cuestiones socioeconómicas. “Posiblemente no haya utilizado la mejor expresión”, admitió un portavoz socialista, consciente del alcance que supone la determinación adoptada por López en el Parlamento.

Lógicamente, Urkullu pasó de puntillas por este enfrentamiento durante la visita que realizó ayer al hospital Aita Menni, de Arrasate-Mondragón, en compañía del consejero de Salud, Jon Darpón. Pero el lehendakari insistió en abandonar la confrontación y abrazar “entre todo la concertación” para conseguir el compromiso institucional que pretende como revulsivo ante la situación económica.

Pero las dificultades son evidentes en el punto de partida y, además, se antoja un cruce de posiciones que puede endiablar las opciones de entendimiento entre todos los partidos e instituciones concernidos. De momento, Urkullu adelantó ayer que desde el próximo lunes se pondrá en contacto con los líderes de los partidos políticos y los representantes institucionales para concertar “lo antes posible” las “mesas de trabajo” en las que se aborde el ansiado acuerdo de estabilidad ante la crisis.

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Ante el horizonte que se abre, y conscientes de que se cruzarán las distintas alternativas para encarar una apuesta económica, Amaiur se adelantó ayer a recomendar a Urkullu que “opte” por una fuerza política para pactar su programa de gobierno en vez, dijo Larreina, de “cambiar cada dos por tres de socio preferente” como cree que está haciendo ahora. “Está trasladando la responsabilidad a la oposición cuando es él quien optó por ser candidato y gobernar este país” sin ningún tipo de acuerdo previo. En el fondo, Larreina le vino a decir que deberá optar entre la política neoliberal” del PP, la “más avanzada pero también autonomista del PSE” y la de EH Bildu que “es la que quiere la mayoría de Euskal Herria”.

Con todo, desde el Gobierno vasco, se quiere ver la botella medio llena sobre las opciones de un acuerdo final. Según dijo ayer Josu Erkoreka en Euskadi Irratia, se podría crear “una solidaridad o un entendimiento” sobre las medidas económicas que podría ser “la base” a un posterior acuerdo sobre la estabilidad parlamentaria que el Ejecutivo necesita.

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