El libro no vende como un ‘evento’

Los libreros miran al cielo como si fueran marineros. Si llueve, tuercen el gesto: la gente apenas sale de casa y los libros permanecen al cobijo de las 70 casetas instaladas con motivo de la Fira del Llibre de Valencia; si escampa, la gente acude a la cita de los Jardines de Viveros y seguro que cae algún libro. Ayer, llovió, y, además, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y la consejera de Cultura, María José Català, no asistieron a la inauguración de la 48 edición del certamen.

La Fira no vende como los otros eventos mediáticos dedicados a cualquier otro objeto que no sea el libro, a pesar de tratarse realmente de un acontecimiento: el certamen valenciano es el segundo de España (después del de Madrid) y todos los años atrae a varios centenares de miles de personas, si el solo brilla entre los árboles del paseo de Antonio Machado.

No fue el caso de este ventoso y nublado jueves. El tiempo y las ausencias deslucieron la apertura, que estuvo presidida por el secretario autonómico de Cultura, Rafael Ripoll, la concejal de Cultura Mayrén Beneyto y la diputada provincial de Cultura, María Jesús Puchalt. Más amplia fue la representación de los políticos de la oposición y de cargos académicos, encabezados por el rector de la Universitat de València, Esteban Morcillo. Todos ellos formaron la comitiva que fue discurriendo entre las casetas que ofrecen, fundamentalmente, novedades editoriales y libros infantiles y juveniles hasta el domingo, 5 de mayo. También un numeroso programa de actividades y exposiciones como la dedicada a Vicente Andrés Estellés y la organizada por los ilustradores valencianos sobre personajes de la literatura. 

Todos ellos escucharon al presidente del Gremi de Llibrers, David Cases, que hizo una llamada a  reforzar el "entusiasmo" por los libros y reivindicó a las autoridades de un Plan de Fomento de la Lectura que proteja a esta industria cultural. "Porque es un hábito humanamente saludable y además provechoso", apostilló. Y añadió. "El oficio de librero, de autor y de editor no es fácil, pero tiene una cosa buena: crea complicidades que recuerdan mucho a la que se establecen entre médico y paciente. Leer es un hábito que se forma sobre todo en la escuela y la familia".

Los informes Pisa, por ejemplo, evidencian que los estudiantes con hábitos lectores obtienen mejores puntuaciones. Lo recordaba el presidente de la Associació d'Editors del País Valencià, Jesús Figuerola, que incidía en la importancia de poner en marcha ese plan de fomento. Figuerola también recordaba con preocupación que la diferencia entre los índices de lectura de los valencianos, que se sitúan en la cola, y la media española se ha duplicado.