Feijóo oculta otra vez los contratos de la Xunta de Fraga con Dorado
Enorme bronca en el Parlamento, donde Beiras se encara con el presidente en medio del hemiciclo y golpea su escaño
¿Cuántos viajes realizó en compañía del capo mafioso Marcial Dorado? ¿Quién los pagó? ¿Qué buscaba Alberto Núñez Feijóo como número dos de la Consellería de Sanidade subido al barco del contrabandista? ¿Quien amenazó al jefe del Ejecutivo autonómo con la publicación de las polémicas imágenes a bordo del yate? ¿Donde están los contratos que la Xunta de Galicia de Manuel Fraga concedió al mafioso de las Rías Baixas en la época en que el ahora presidente gallego acompañaba a su amigo Dorado en excursiones por el mar y la montaña y viajes al extranjero a finales de los años noventa?
Todas esa retahíla de pregunta volvió a quedar ayer sin respuesta en el Parlamento gallego, pese a que los tres grupos de la oposición (PSdeG, Alternativa Galega de Esquerda y BNG) convirtieron la sesión de control al Gobierno en otro monográfico sobre aquella relación de Feijóo cuando ya era alto cargo de la Xunta y el famoso contrabandista de las Rías Baixas. El presidente gallego despejó todas las cuestiones incómodas y ni siquiera presentó en el hemiciclo, tal y como había comprometido hace una semana, las adjudicaciones y ayudas que los Gobiernos de Fraga concedieron a su “compañero de ocio”. Volvió a reconocer que no supo “dar importancia” cuando era secretario general de Sanidad en Galicia a “que una persona tuviera antecedentes por contrabando, con independencia de que aún no había sido condenado”. Y ahí se frenaron sus explicaciones para lanzar un ataque contra la oposición, que fue descalificando partido por partido. Del líder del PSdeG, Pachi Vázquez, aseguró que no merece “ni respeto ni respuesta” por haberle “acusado sin acusar” valíendose de verbos “condicionales” y por relacionarlo con la droga hace dos años, cuando el socialista dijo que Feijóo y el narcotráfico están “ahí, ahí” en unas declaraciones que sonaron rocambolescas.
Al portavoz parlamentario del BNG, Francisco Jorquera, le recordó Feijóo que “la ética y la moral deben ser una constante en la actividad política”. Y de paso le recriminó que intente “imitar” al histórico Xosé Manuel Beiras, que se escindió del BNG hace ahora un año y que hoy encabeza la coalición AGE. En esas andaba el presidente, caricaturizando a Beiras, del que recuperó el célebre zapatazo que en 1993 dio en el hemiciclo contra la decisión de Fraga que limitaba los derechos de la oposición, e ironizando sobre las lágrimas que vertió el líder de AGE hace dos semanas en la Cámara al evocar a un familiar muerto por la droga. Y entonces fue el propio Beiras el que se acercó al escaño de Feijóo y, tras golpear con la mano en la mesa, le espetó: “Es usted indigno de ser presidente de la Xunta”.
La presidenta de la Cámara, Pilar Rojo, le recordó el deber de los diputados de mantener el orden y el viejo parlamentario acabó abandonando la sala. “Esto no hay dios que lo aguante”, dijo en medio de una estruendosa bronca. Cuando por fin retomó la palabra, Feijóo lamentó que “se intentase amedrentar al presidente de Galicia en el Parlamento”. Y evitó ya ofrecer más detalles sobre sus escapadas con el contrabandista, la razón de su comparecencia.
Llegó el turno de AGE y Feijóo exigió antes de nada una disculpa formal a su portavoz, Yolanda Díaz, por el comportamiento de Beiras. Como no la hubo, decidió ignorar también a ese partido. “Como presidente le digo que no voy a admitir este trato vejatorio en esta institución. Como no merecen ninguna respuesta, remitiré los datos que me pregunta a la Cámara, la Justicia y a Galicia”.
“Sus formas son las de su amigo Cruz [Manuel, testaferro de Dorado] guerrillero de Cristo Rey que apalaleaba a mis camaradadas [del partido comunista]”, le había replicado antes Díaz. El epílogo a tan tensa sesión correspondió de nuevo a Feijóo que lanzo un último y durísimo alegato: “Estamos hartos de que a este Gobierno y a este partido se nos llamen criminales, de que cuando se coaccione a miembros de este partido sea lógico y que cuando se hace con ustedes se le llame fascismo. Estamos hartos”. Nada más salir del hemiciclo, sus compañeros de partido se apresuraron a pedir el cese de Beiras, un “diputado violento” que “agredió al presidente”. Y el portavoz del PP, Pedro Puy, recriminó a la presidenta, Pilar Rojo, también de su partido, que no expulsase al veterano diputado. Para entonces el hemiciclo estaba ya incendiado con insultos cruzados entre las bancadas.
Un portavoz de la Xunta señaló ayer a EL PAÏS que los contratos de la época de Fraga con las empresas de Dorado se remitirán a la Cámara “cuando se considere oportuno”.
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