El Vall d’Aran estrena un parque zoológico para especies autóctonas

El Vall d'Aran abre hoy al público un parque zoológico en medio de la naturaleza con varios ejemplares de una veintena de especies autóctonas de esa zona pirenaica, como el oso pardo, el lobo, el lince y diversos ungulados. El recinto, situado en Bossòst, en la parte baja del valle, tiene una superficie de 16 hectáreas y estrará abierto siete meses al año. “Queremos que el parque sea un referente turístico del valle y una nueva atracción para las personas que lo visitan en todas las épocas del año”, señala Eduardo Valdecantos, consejero de Empresa y Territorio del Aran. Uno de los objetivos del parque es crear un área lúdico-educativa que dé a conocer la fauna y flora autóctonas profundizando en las necesidades de conservación y protección de la misma.

El proyecto se empezó a gestar en 2001 y la ubicación, elegida por sus características naturales, paisajísticas y de accesibilidad, fue una zona situada a 1.200 metros de altitud junto a la carretera que comunica con Francia por el puerto del Portilhon. El parque está atravesado por riachuelos que desembocan en el Garona y tiene dos vertientes: una orientado al norte, muy pendiente y rocoso, poblada por un denso abetal, y el otra, al sudeste, más abierta, con amplios pastos y bosque mixto.

Para la construcción del nuevo zoo, que se denominará Aran Park, se han acometido en diversas fases actuaciones de arquitectura, ingeniería y jardinería para integrar las instalaciones al entorno natural existente y para adecuarlas a las necesidades de los animales y de los visitantes con el mínimo impacto sobre el medio.

Los visitantes podrán ver a un oso macho de un año y a una hembra de cuatro importados de Francia, así como a cinco lobos blancos y cinco grises

Además de una valla perimetral y cercados electrificados para impedir la huida de los osos, lobos, nutrias y linces, se ha rehabilitado un viejo cuartel de la Guardia Civil para convertirlo en centro de recepción y museo faunístico. Se han construido caminos de servicio y peatonales con miradores, pasarelas y pasos elevados que permitirán observar a los animales a corta distancia.

El equipamiento no será solo un centro de animales, sino que combinará la parte educativa con una zona lúdica enfocada a los más pequeños. También dispondrá de un centro de interpretación, una tienda, un aula de aprendizaje, un restaurante y una zona de picnic. Se estima que el primer año visitarán el parque unas 20.000 personas.

El parque se abrirá al público con una veintena de especies, aunque con el tiempo podría acoger hasta medio centenar, principalmente de ungulados y animales que pueden adaptarse fácilmente al hábitat del lugar. Algunos permanecerán protegidos en cercados interiores, pero otros estarán sueltos en semilibertad y se podrán observar a una distancia de cinco metros. El recorrido por las instalaciones es fácil y puede realizarse en dos horas.

Los protagonistas del parque serán los plantígrados -una especie autóctona que se extinguió en el valle con la caza furtiva y que ha sido reintroducida con cierto éxito con ejemplares de Eslovenia- y los lobos.

Los visitantes podrán ver a un oso macho de un año y a una hembra de cuatro años importados de Francia, así como a cinco lobos blancos y cinco grises. También habrá ejemplares de ciervos, gamos, corzos, rebecos, cabras montesas, marmotas, linces, nutrias y aves como el grévol, urogallo, quebrantahuesos y buitre. La población se irá incrementando.

La mayoría de los animales proceden de parques zoológicos del sur de Francia, de donde procede el gestor que ganó el concurso para la explotación del Aran Park, Serge Mounard, que desde 1993 dirige una instalación similar a la aranesa en el llamado Parc Animalier des Pyrénées, en Argelès-Gazost, a unos 70 kilómetros de la Val d'Aràn, visitado cada año por 150.000 personas.