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Otra empresa canadiense anuncia tres nuevos permisos en Tomiño

La minera aseguraba haber “completado el proceso de solicitud y pagar todos los impuestos"

Corcoesto es el primero, pero no el único. En diferentes fases de su tramitación se cuentan en las cuatro provincias al menos diez minas de oro que pueden ser reabiertas en poco tiempo. Son viejos filones pendientes de resucitar después de que la Xunta sacase a concurso derechos mineros ya caducados, en medio de una crisis económica que disparó en el mundo el precio de los metales preciosos. El oro aparece asociado a terrenos ricos en arsénico y durante el proceso de extracción se suele lavar la roca empleando gran cantidad de cianuro.

La fiebre del oro, protagonizada fundamentalmente por compañías canadienses espoleadas en la bolsa de Vancouver por fondos de inversión, ha convertido los montes gallegos en un objetivo de primer nivel. El pasado martes, la compañía Medgold Resources anunció a sus inversores la tramitación de tres permisos contiguos en Pinzás (Tomiño) como estrategia para dar su salto a España y convertirse en “líder del oro en Europa”. En su comunicado, la minera aseguraba haber “completado el proceso de solicitud y pagar todos los impuestos correspondientes”. Para desarrollar el que ha dado en bautizar como Pinzás Gold Project, la firma ha tramitado licencia de exploración en 79 kilómetros cuadrados y ha solicitado “a través de licitación pública” seis permisos más en la misma zona. En el área se halla una mina de oro romana y abundante patrimonio prehistórico. Según explica a sus inversores Dan James, presidente de Medgold, la empresa cree que “toda la región es altamente prospectiva”. Se refiere a Galicia, Asturias y el norte de Portugal, donde ya está asentada.

Pero además, en el tablón de anuncios del Ayuntamiento de A Fonsagrada apareció colgada en febrero, en fase de alegaciones, una solicitud de permiso de exploración de la firma Goldquest, también de origen canadiense, para rastrear oro, plata y otros metales en este municipio, Baleira, Baralla y Becerreá. Los terrenos se sitúan al límite de un importante espacio protegido, en la zona de transición con la Reserva de la Biosfera del Río Eo, Oscos y Terras de Burón.

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