Margallo riñe a la Generalitat por no cumplir con Casa Mediterráneo
El ministro espera que los Ayuntamientos también paguen lo que deben
El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, dio un toque de atención este lunes a sus socios en el consorcio público del que depende Casa Mediterráneo: “Espero que la Generalitat y las Administraciones locales se pongan al día en sus compromisos financieros”, señaló en el día de la inauguración de este complejo que ideó el Gobierno de Zapatero en 2007 como puente de unión entre los pueblos que habitan el Mare Nostrum.
Como ya adelantó este periódico, la Generalitat debe al consorcio el 82% de lo prometido (unos dos millones de euros); el Ayuntamiento de Alicante, el 56% (650.000 euros); el de Benidorm, el 92% (580.000 euros); y el de Xàbia, el 36% (230.000 euros). El ministerio aporta el 93 % del presupuesto escrupulosamente “y cumplirá”, señaló Margallo a los medios.
El ministro explicó el secreto del éxito de Casa Mediterráneo: “Es que todos nos lo creamos, todos: la sociedad civil, las universidades, las cámaras de comercio y los medios”, dijo ante la ministra de Infraestructuras, Ana Pastor, autoridades valencianas y representantes de países mediterráneos.
Esa creencia en Casa Mediterráneo pareció disolverse definitivamente en algunos de los socios: Xàbia, que anunció ya que abandonará el consorcio, no acudió “por problemas de agenda” y Benidorm no dio explicación de su ausencia. Más comprometida que antes pareció la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, que celebró solemnemente “este centro de cultura” sin acordarse que en 2011 impidió por decreto la fiesta de celebración del primer festival que organizaba Casa Mediterráneo. Se adujo que el acto no era seguro, aunque se habían realizado previamente otros.
Fabra ofrece la sociedad valenciana como “hoja de ruta” hacia el desarrollo
Ahora cualquier acto es válido con tal de ingresar en la caja del consorcio: desde presentaciones de coches de alta gama a actos sociales. El edificio, una estación de trenes del siglo XIX, es un esqueleto urbano remozado, hermoso, pero da la sensación de inacabado. En la regañina de García-Margallo cupo hasta la ironía. El viento corría libremente por un recinto que no tiene ventanas: “Estamos abriendo una ventana al Mediterráneo pero sería genial que las pudiéramos cerrar”, dijo.
“Corren nuevos vientos por el Mediterráneo”, continuó el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra. Ante diplomáticos de países de la primavera árabe ofreció la Comunidad Valenciana como modelo de sociedad y para servirles de “hoja de ruta” hacia el desarrollo. Lo dijo en la segunda autonomía española con más parados sin prestación y en la ciudad donde la Cámara de Comercio o el castillo propiedad del Ayuntamiento se alquila para bodas.
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