La fruta de la discordia
La crisis desata una ‘guerra’ de precios y calidades entre nuevos y viejos establecimientos
“Yo llevo aquí 25 años vendiendo fruta y verdura, mi familia hace 51 años que tiene este puesto”. “Hace tres semanas que tengo la frutería y no tengo claro si saldré adelante, porque esto no es lo mío”. Apenas cuatro metros separan una afirmación de la otra, la distancia existente entre una de las paredes del mercado de la Abacería Central, en Gràcia, en la calle de Puigmartí, y el local que está justo enfrente. Las palabras de Antònia Rovira y de un ciudadano tunecino de 49 años que pide que no se revele su nombre ilustran el panorama en el que se halla el negocio de las fruterías al calor de la crisis. “Mucha competencia, mucha competencia”. El bengalí Tofazzal Hossain, que regenta otro negocio idéntico puerta con puerta con el del tunecino, lo ilustra a la perfección mientras pesa y marca precios.
Es mediodía y Rovira saluda por su nombre de pila a un gran número de señoras que pasan por delante de su puesto. Desde allí tiene una excelente visión de la mayor actividad de los dos comercios que le hacen competencia. “Nosotros no podemos competir con ellos por precios, solo por calidad, pero está claro que la apertura de cuatro nuevas fruterías en la calle en solo un año y la crisis nos está afectando”, señala. El comerciante tunecino reconoce que no puede ni intenta competir en calidad con los productos del puesto de Rovira, que proceden de las fincas de la familia en Viladecans y Sant Climent de Llobregat. “A la gente le dices que les das tres kilos de tomates por un euro y te dicen que es caro”, se lamenta este ciudadano, quien afirma haber tenido un cargo de responsabilidad en una empresa logística del sector de la distribución antes de quedarse sin trabajo. Ahora reconoce que lo que más le interesa es vender “cantidad” porque trabaja con poco margen.
Desde la desaparición del impuesto de actividades económicas (IAE) para los pequeños negocios es imposible conocer cuántas fruterías y verdulerías hay en Barcelona.
“Existen redes de ciertos colectivos que se han implantado por todas partes y ahora hay saturación de oferta”, afirma Faustino Mora, presidente del Gremio de Detallistas de Frutas y Hortalizas de Barcelona, quien advierte que “las cadenas, que se han visto afectadas, se están quejando del desorden desmedido que hay en el sector y de competencia desleal” que sufren por parte de los nuevos actores. Mora pide medidas de control a la Generalitat. El responsable de compras de una gran cadena de supermercados señala que los nuevos fruteros acuden a Mercabarna por la tarde, “cogen el último producto que queda y pagan en efectivo.
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