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El Cabildo cordobés se desdice

La Mezquita de Córdoba se quedará como está. La Iglesia ha retirado su petición de abrir uno de los arcos cegados para permitir el acceso al interior del grueso de las cofradías en Semana Santa

Turistas ante las celosías de la Mezquita de Rafael de La-Hoz.
Turistas ante las celosías de la Mezquita de Rafael de La-Hoz.F. J. VARGAS

Han pasado dos años desde que el Cabildo de Córdoba hiciese pública su intención de abrir la Mezquita —Catedral desde 1236— al paso de las hermandades y cofradías durante la Semana Santa para hacer en su interior estación de penitencia. Pero antes era necesaria la retirada de una de las celosías puestas en los años setenta en los cuatro arcos de acceso al templo que quedaban sin cegar desde hacía tres siglos. La Iglesia pensó que la operación no supondría mayor problema y que en 2011 ya se podría ver a la mayoría de los pasos circular bajo los arcos bicolores, de herradura y medio punto, del bosque de columnas omeya. Pero no ha sido así.

El edificio en su conjunto fue declarado bien Patrimonio Mundial Cultural por la Unesco en 1984. Y cualquier piedra que se toque requiere de todo tipo de estudios, permisos y controles de todas las Administraciones. Ha bastado un informe de la Comisión Andaluza de Bienes Inmuebles, dependiente de la Junta, para que el Cabildo haya retirado su petición de abrir una segunda puerta en la Mezquita. Fuentes de la Junta han señalado que el organismo eclesial ha terminado reculando después de que se conociese la opinión de la citada comisión, que recoge un documento de noviembre de 2011. En el mismo, se rechazaban los planes del Cabildo de retirar una de las celosías puestas por el arquitecto Rafael de La-Hoz en 1972.

La petición eclesial fue redactada por los dos arquitectos conservadores del monumento. Pero los integrantes de la comisión la rechazaron criticando varios aspectos. Por un lado, destacaban que la solicitud no viniese acompañada de los necesarios estudios artísticos e históricos que una obra de tal calibre requiere. Más aún, cuando los planes de la Iglesia eran mucho más ambiciosos, e incluían el retranqueo de todas las capillas de la fachada norte del templo que da al Patio de los Naranjos, por el que se quería dar acceso a las hermandades y cofradías.

Arcos cegados contra pájaros

Los arcos de la entrada norte de la Mezquita se cerraron hace dos siglos para impedir el paso de los pájaros. Excepto los cuatro en el extremo de poniente, todos se cerraron y en el interior fueron ocupados por capillas. Pero con los cuatro restantes, el arquitecto Rafael de La-Hoz quería recuperar la memoria de cómo debió ser la luz original del templo antes de la intervención cristiana. En su familia recuerdan que solía repetir que era mejor actuar pronto, antes de que los ocuparan nuevas capillas. El arquitecto convenció a los responsables de la necesidad de instalar las celosías, que han ofrecido, durante 40 años, un asomo de la luz tamizada que debía tener el templo. De La-Hoz insistió siempre en que aquella fue la primera acción puramente arquitectónica en favor del edificio.

“Para la intervención en dicha fachada es necesario un estudio en profundidad de todo el frente del monumento (técnicas constructivas, elementos formales, restos de policromía, análisis de materiales…) y un exhaustivo estudio histórico y artístico, a partir de la documentación que al respecto pueda haber y que permita analizar con rigurosidad los valores artísticos de este frente norte, incluyendo las capillas y sus bienes muebles”, señalaba el informe. Dichos estudios previos, dictó la comisión, venían motivados por la complejidad del objeto a intervenir y su relevancia como parte de la Mezquita.

No obstante, la comisión consideraba “legítima” la intención del Cabildo de ampliar el número de estaciones de penitencia, pero destacaba que este nuevo uso, como cualquier otro distinto a los que ya se desarrollan en el monumento, “debería ser minuciosamente estudiado y considerarse siempre tras el análisis de sus repercusiones sobre la Mezquita-Catedral de Córdoba”. Por ello, el informe consideraba necesario elaborar “un estudio funcional y de impacto de los usos de la Mezquita-Catedral, tal y como ya han elaborado otros edificios de la misma categoría e interés”.

En dicho estudio se debería incluir la posibilidad solicitada por la Iglesia del paso de “procesiones claustrales dentro del edificio, analizando la capacidad de maniobrabilidad de los pasos, sus medidas, impactos de ese nuevo uso… Todo ello con el fin de resolver con las mayores garantías posibles, y teniendo siempre como premisa la integridad y conservación de la Mezquita-Catedral”.

Por último, la Comisión Andaluza de Bienes Inmuebles señalaba que, en caso de persistir la intención del Cabildo de iniciar dichas obras “sería conveniente que el Centro del Patrimonio Mundial tuviese noticia de las mismas”.

El alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, ha defendido las intenciones del Cabildo con respecto a la apertura de la puerta. En febrero, cuando no se conocía todavía el informe de la Comisión Andaluza de Bienes Inmuebles, señaló que “más que un problema técnico, existe un problema político o ideológico” en la Junta de Andalucía para que desde la Consejería de Cultura y Deporte aún no se hubiese autorizado al Cabildo Catedral de Córdoba la apertura de la puerta.

“Se trata de una aspiración de la Agrupación de Cofradías y de muchas otras personas”, afirmó Nieto. Para el alcalde no existen problemas de relevancia que impidan desarrollar el proyecto, ni técnicos ni históricos: “No hay un problema que puede afectar incluso a la declaración como Patrimonio de la Humanidad de la Mezquita. Esa puerta ya estaba abierta hace 60 años”. Nieto considera que esas puertas no son “intocables”. “Hay medios técnicos que harían absolutamente factible que se pudiera realizar la apertura sin provocar el más mínimo daño, no a la estructura original de la Mezquita, ni siquiera a la estructura posterior de cierre que hizo Rafael de La-Hoz”, defiende el alcalde.

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