_
_
_
_
_

‘Noscarmientas’: La falla de Juan Palomo

La comisión Cádiz-Cura Femenía-Puerto Rico, construye su propia falla en el casal Planta el monumento "al tombe", la forma tradicional en la que se levanta a pulso la figura central Por economía, por tradición y por satisfacción personal los falleros aseguran que no cambiarán

Vídeo: P. Almenar

Listones, pinturas, clavos, papel de colores, telas, serruchos, corcho, tablones, escaleras… El casal de la falla Noscarmientas es más un taller que un local de recepciones. Sus 96 falleros trabajan todo el año para idear, diseñar y construir su propia falla que, además, plantan “al tombe”, la manera tradicional, en la que se levanta a pulso y sin grúas el monumento central. Empezaron a plantarla la noche del 14 de marzo, un día antes que las demás, porque la complejidad del proceso les exige un margen de tiempo un poco mayor.

Cerca de 40 personas se enfundaron este jueves por la noche el mono de trabajo. La fallera mayor sujetando maderas, el presidente ayudando a atornillar tablones, los jóvenes poniendo vallas y los más mayores apartando a los curiosos para dejar un espacio de seguridad alrededor del monumento. La plantà "al tombe” se realiza de forma manual y son contadas las comisiones que eligen esta técnica.

En Noscarmientas, una pequeña comisión del barrio de Ruzafa (Valencia), diseñan su propio llibret, hacen las cenas de fallas con comida que aportan los falleros, concursan con la presentación y han resultado ganadores de varios premios de ingenio y gracia por su monumento. La auténtica falla de Juan Palomo.

Un momento de la 'plantà' de Noscarmientas
Un momento de la 'plantà' de NoscarmientasJosé Jordán

Por economía o por tradición, la comisión de Cádiz-Cura Femenía-Puerto Rico, conocida como Falla Noscarmientas, elige esta manera de organizarse porque asegura que así, cuando dan ideas los 96 falleros, se potencia más el ingenio y la gracia. Además, esto les permite tener una falla actualizada hasta el último momento, e incluir escenas como la llegada del nuevo papa, Francisco, que se ha producido 24 horas antes de plantar el monumento. Pero esta falla lleva detrás muchos meses de trabajo y un gran esfuerzo.

"Más o menos en abril, nos juntamos Rafa, Manolo y yo y empezamos a pensar en la falla", cuenta el presidente Jaume Bronchud. "Rafa es el hombre fuerte del equipo, el que permite que las cosas se puedan hacer. Lleva la carpintería y el modelaje. Manolo y yo buscamos los chistes, la crítica y el guión. Durante el verano Rafa tiene normalmente preparada la estructura del cuerpo central y desde septiembre, con un equipo de unas 12 o 15 personas, bajamos todos los martes a trabajar", explica Bronchud. "Pero cuando llega enero, nos toca bajar los martes, jueves… ¡y todos los días que haga falta!".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Hacerlo todo uno mismo sale a cuenta. "Entre material, horas y el alquiler del casal, que tiene una parte de taller dentro, nos sale por unos 15.000 euros. Las horas de trabajo no se pagan pero no significa que no haya que contabilizarlas", cuenta el presidente, que explica que su objetivo es recuperar la esencia crítica de la falla y lograr que la gente se ría al verla.

La satisfacción de hacer y plantar la falla, se la pierden los falleros que no hacen su monumento Rafael Abad (60 años) Ebanista.

Este año lo han conseguido con un monumento dedicado al arte, en el que incluyen chistes ácidos sobre la amistad del Rey con la princesa Corinna, el Ecce-homo de Borja, el caso Urdangarin, los sobres de Bárcenas o la violencia de género. "Ponemos en la falla lo que no nos gusta, lo que queremos quemar", dice Jaume Bronchud.

Pero hacer las cosas de esta manera tiene un beneficio intangible: la satisfacción personal. Rafa Abad, el calificado como "hombre fuerte del equipo", tiene 60 años y ha sido ebanista toda la vida. "Por desgracia estoy en el paro y ya me jubilo", cuenta. Empezó a construir la carpintería a principios de mayo y confiesa que algunas cosas no han podido estar terminadas hasta pocas horas antes de plantar.

Aunque le supone meses de trabajo, Abad se muestra rotundo cuando dice que no cambiaría esta manera de hacer la falla por contratar un artista fallero. "La satisfacción de haberlo hecho y ponerlo luego en la calle, es una sensación que los falleros que no hacen su falla no pueden tener". Cuando se quema, Rafa no sufre: "Me alegro muchísimo si arde bien, porque si no arde bien tampoco sirve para nada".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_