El amor y el olvido
‘André & Dorine’, un emocionante espectáculo sobre el alzhéimer, que ha dado la vuelta al mundo, en la sala Kubik Fabrik
Con máscaras, la tragedia griega debió de ser muy diferente. Las máscaras están vivas: alguien las habita, genio en su lámpara, y al ponérselas, el actor es poseído por él, como el médium en las sesiones espiritistas. En el teatro de máscaras, afloran arquetipos del inconsciente y emociones atávicas. Quién haya amado los espectáculos de Familie Flötz, gran especialista en el género, no debe perderse André & Dorine, de Kulunka Teatro, joven compañía con raíces vascas, cuyos integrantes estudiaron, se conocieron y abrieron casa en Madrid. Pero quién desconozca este universo, tiene ahora una oportunidad excepcional para iniciarse.
Los tres actores de Kulunka, que valen por una docena (cuando salen a saludar, todos nos preguntamos: “Pero, ¿dónde están los demás?”), representan la historia de amor de un escritor y una violonchelista, cogiéndola por el final, cuando ya son ancianos y ella empieza a sufrir alzhéimer. Entre flash-backs, que nos sitúan en el flechazo de la pareja, en su primer revolcón y en su boda, avanzan el deterioro de Dorine y el desconcierto de su esposo y de su hijo. Los chicos de Kulunka llevan al público de un extremo emocional al otro: de la risa desopilante, al nudo en la garganta. Hacía años que no sentía un zarandeo semejante. Cuando Dorine frota el arco contra sus piernas, tomándolas por su violonchelo, se percibe entre el público un moqueo, que, en cuanto hace ademán de peinarse con la escobilla del wáter, es ya lagrimeo colectivo: un espectador solidario hace circular un paquete de kleenex. No recuerdo una catarsis parecida desde el Incendies de Wajdi Mouawad.
André & Dorine
Autores: Kulunka Teatro. Intérpretes: José Dault, Garbiñe Insausti y Edu Cárcamo. Dirección: Iñaki Rikarte. Sala Kubik Fabrik/Plató Cineteca. Del 14 al 17 de marzo.
Todo suma en André & Dorine. La inspirada dirección de Iñaki Rikarte, la música chispeante de Yayo Cáceres, candidata a los premios Max, la sencilla escenografía de Laura Gómez, la luz de Carlos Samaniego, pero, sobre todo, el exquisito trabajo interpretativo de José Dault, Edu Cárcamo y Garbiñe Insausti, autora también de estas máscaras tan expresivas, especialmente la de Dorine que, a medida que el alzhéimer la corroe, parece irse surcando de arrugas, como un nuevo retrato de Dorian Gray.
Andre & Dorine se ha representado en 20 países: Finlandia, Turquía, el Nepal, la Patagonia chilena, en toda América, en las principales urbes chinas… Pero en Madrid, donde se gestó, no se ha podido representar hasta ahora, y por cuatro únicos días, en esta hermosa sede provisional de la sala Kubik Fabrik, en el Plató Cineteca del Matadero. ¿Por qué? Es una buena pregunta para nuestros gestores culturales.
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