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Los antidisturbios cumplirán la ley

Los agentes de la Brimo lucirán un código identificativo en sus intervenciones Interior ha infringido la normativa vigente durante casi cinco años

Rebeca Carranco
Espadaler señala el código identificador.
Espadaler señala el código identificador.AITOR SÁEZ

Han hecho falta cinco años y tres consejeros distintos para que los agentes de la Brigada Mòbil (Brimo), a los que se conoce como los antidisturbios, vayan identificados de forma visible. El decreto 217/2008, aprobado por el ecosocialista Joan Saura, dice claramente que los mossos deben llevar su número de identidad policial a la vista para que los ciudadanos puedan saber quiénes son. Algo que hasta ahora no cumplían los antidisturbios, porque el chaleco de protección antigolpes se lo tapaba. Que los ciudadanos no puedan identificar a los policías dificulta enormemente la investigación de las lesiones que acaban en los juzgados. Resulta casi imposible determinar qué agente es el responsable del porrazo o del pelotazo.

El democristiano Ramon Espadaler anunció este jueves que los antidisturbios llevarán un código alfanumérico, de nueve dígitos, pegado con un velcro en la parte trasera del chaleco, que se ha bautizado como el número operativo policial (NOP). El código es distinto de la tarjeta de identificación policial (TIP), que es el número personal que los agentes reciben cuando se gradúan en la escuela de policía. Se trata de una combinación aleatoria —que Interior no explicó a qué responde— que el mosso adoptará cuando pase a formar parte de las unidades antidisturbios y que desaparecerá cuando deje esa función en el cuerpo. El objetivo, según explicó Espadaler, es que no se “criminalice” y se “persiga” a los policías que ejercen esa polémica tarea.

Una unidad en el centro de la polémica

La imagen de los agentes antidisturbios de los Mossos d’Esquadra (Brimo), porra en mano, golpeando a decenas de personas que pacíficamente se habían reunido alrededor de la plaza de Catalunya el pasado 27 de mayo recorrió los medios de comunicación de medio mundo. Fue el complejo desalojo de la céntrica plaza de Barcelona, donde llevaban apostados centenares de personas que representaban lo que se conoció como movimiento del 15-M. La policía selló así una pésima imagen internacional vinculada a la violencia. Mandos policiales reconocieron después que la novedosa situación les había cogido por sorpresa.

Luego llegó el sitio al Parlament, el 15 de junio, donde, a diferencia de la anterior, a los antidisturbios se les criticó por la tibieza de su actuación El presidente de la Generalitat, Artur Mas, y varios diputados tuvieron que entrar a la cámara en helicóptero porque no pudieron franquear el sitio de los indignados. El último episodio polémico ha sido la lesión de Ester Quintana, que perdió un ojo en la huelga general del 14-N del año pasado, que se está dirimiendo en los juzgados.

Pero no son los únicos. Criticadas fueron también las cargas contra universitarios en 2009, que protestaban por el plan Bolonia. El director general de la policía, Rafael Olmos, se vio obligado a dimitir. Desde entonces, son habituales los gritos de “¿dónde está el número de placa?”. Incluso el Síndic de Greuges, Rafael Ribó, pidió que los antidisturbios fuesen identificados. Ayer, valoró “positivamente” la decisión de Interior de colocar un código de cifras y letras pegado con velcro en el chaleco de protección de cada agente.

Está previsto que “en unos 10 días” los 495 efectivos antidisturbios cuenten ya con el NOP. La intención de Interior es hacer extensible a final de año la medida a los agentes de la ARRO, un cuerpo auxiliar a medio camino entre la seguridad ciudadana y los antidisturbios. “Es un esfuerzo para encontrar equilibrios” entre la demanda ciudadana y la seguridad de los agentes, explicó Espadaler.

Espadaler lo definió como “un paso adelante”, pero negó que se trate de un viraje en la política de la consejería que dirige desde noviembre. Su antecesor, Felip Puig, se caracterizó por la defensa a ultranza de la policía catalana, e incluso fue caricaturizado con un bate al hombro por su política de mano dura. Él gestionó la brutal carga de la plaza de Catalunya contra los indignados hace dos años, y entonces dijo que prefería enfriar el debate antes de abordar la polémica de la identificación de este tipo de unidades policiales.

Interior modificará el decreto 217/2008 que establece que los agentes deben llevar visible su Tarjeta de Identificación Policial visible para introducir el concepto del Número Operativo Policial. Hasta ahora nadie se había atrevido a cambiar la ley o hacerla cumplir. Ni siquiera Saura, que aprobó la normativa, tomó medidas para que los antidisturbios fuesen identificados. La medida costará 7.000 euros.

Para el consejero, la medida no es “perfecta”, pero defendió que es la mejor solución a la que han podido llegar. “Un sistema propio”, esgrimió, inspirado en algunas policías de los estados alemanes. Espadaler, sin embargo, admitió que es probable que a partir de ahora se disparen las denuncias contra los agentes antidisturbios.

Esa es precisamente una de las críticas de los sindicatos policiales. Aunque ellos se refieren directamente a “denuncias falsas”. “Nos ha sorprendido mucho que el propio consejero hable de un alud de denuncias, y a que pesar de eso apruebe la medida”, criticó el portavoz del Sindicat de Policies de Catalunya (SPC), David Miquel. Una opinión que comparte el portavoz de CCOO, Toni Castejón, aunque admitió que hay una demanda social, y que es un “ejercicio de transparencia”. “Han copiado un modelo \[el alemán\] que también tiene un código alfanumérico, pero no han copiado la regulación legal que impone penas severas a los grupos violentos que alteran el orden público”, añadió Valentín Anadón, del sindicato de UGT. Desde el SindiCAT, Ramón Labrador criticó también que desconocen cuál es el objetivo de un código de cifras y letras en lugar del llevar el propio TIP.

Todos los sindicatos criticaron también que Interior ha tomado la decisión sin consultarles. “Desconocemos en base a qué criterios técnicos se ha hecho, por qué se coloca en la espalda... No nos han tenido en cuenta para nada. Y si no han hablado con nosotros, no han hablado con los agentes”, lamentó Miquel, del SPC. “No creo que vaya a tener una gran acogida por parte de los miembros de la Brimo”, se sumó Anadón, de UGT, que aseguró que ya ha recibido las primeras quejas. “En eso no ha cambiado la dinámica \[con el anterior consejero”, sostuvo Castejón, de CCOO, sobre el hecho de que nadie les consultase sobre la medida. Y aprovechó, como el resto de representantes de los mossos, para pedir que Interior responda también con el resto de obligaciones que mantiene con el cuerpo, como dotar de chalecos o de vehículos a la policía autonómica.

La medida llega después de que el Tripartito aprobara en 2008 un decreto que obligaba a los mossos a lucir su número de identificación en un lugar visible del uniforme

El comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, Josep Milán, —que asistió a la rueda de prensa de presentación de la nueva medida junto al consejero y al director general de la policía, Manel Prat— alegó que los agentes deben aceptar el nuevo código como parte de su identidad “si opinar” porque no están en una “asamblea”.

Espadaler aseguró que con esta nueva medida responde a su compromiso parlamentario de analizar el modelo actual de orden público, que se encuentra en el ojo del huracán por las últimas y polémicas actuaciones de los antidisturbios. Entre ellas, el episodio de Ester Quintana. La mujer que perdió el ojo izquierdo fruto de un golpe contundente en la pasada huelga general del 14-N en Barcelona. El informe forense sostiene que la lesionó una pelota de las que lanza la policía. Interior niega que la hiriese un agente de los Mossos d’Esquadra.

El consejero dejó claro que la grave lesión de Quintana no ha afectado ni acelerado el proceso de creación del NOP para los antidisturbios. Tampoco aclaró si, finalmente, prohibirá el uso de pelotas de goma.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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