Los Mossos evitaron detener a estudiantes en la marcha del 28 de febrero
La policía arrestó únicamente a cinco personas por los altercados en la sed de Unió Una entidad promovió que los manifestantes no se identificasen ante los agentes
La manifestación de estudiantes del pasado 28 de febrero estaba considerada de alto voltaje, pero se saldó con pocas detenciones. La jornada empezó con incidentes en la Universidad de Bellaterra, y durante el día se repitieron las acciones de pequeños grupos de encapuchados que se dedicaron a destrozar objetivos concretos. Quemaron contenedores, rompieron cajeros automáticos y pintaron fachadas de entidades bancarias, de la Administración y de centros comerciales.
A pesar de eso, los Mossos d’Esquadra no intervinieron hasta el final de la marcha, cuando algunos de los manifestantes quemaron contenedores y atacaron la sede de Unió Democràtica. Lanzaron cascotes y botellas contra la policía, que acabó cargando, pero solo detuvo a cinco personas. “Buscaban un gran número de detenidos”, explican fuentes de Interior.
Los agentes mantienen la tesis de que el objetivo de algunos de los manifestantes era propiciar el mayor número posible de detenciones, para así alimentar la imagen de una policía represiva. Lo que a su vez ayudaría a calentar una primavera que puede ser conflictiva socialmente, según esas mismas fuentes. Una de las fórmulas consistía en no ir identificados, lo que obligaría a los Mossos a llevar a comisaría a esas personas.
“Nunca se da la consigna de no identificarse... Era una campaña de Rereguarda \[entidad social contra la represión\], pero no ha tenido efecto ni se llegó a poner en práctica. Si hay disturbios y carreras y la gente se va, cogen aleatoriamente a quien pillan. Si te identificas, te puede caer el marrón. Es una campaña para perder el miedo, pero no para buscar más represión, porque la pagamos nosotros”, explica María Corrales de la Plataforma Universitaria en Defensa de la Universidad Pública (PUDUP). En un documento, colgado en la red, se puede leer los objetivos de la “campaña No nos identifiquemos”. El texto alega que “el control de la identidad por parte de la policía y la obligación del ciudadano de identificarse son unos inventos recientes en las democracias”.
Y lo tachan de “retroceso en el derecho a la intimidad y el anonimato”, heredado del franquismo. Por ello entienden que las identificaciones policiales tienen como objetivo “disuadir” a la gente para que no ejerza su derecho de “reunión, manifestación, expresión o información”. Lo que supone a la vez una “inversión del planteamiento” cuando los policías no van identificados y los ciudadanos son requeridos a hacerlo.
Varios estudiantes consultados por este diario negaron ayer que buscasen confrontación sistemática con los antidisturbios. “El objetivo era plantar cara al desmantelamiento de la educación”, explicó María García, del Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans. También niega que animasen a la no identificación. “De hecho, para evitar más problemas, siempre se dice que lo mejor es identificarse. Quizá algunas personas de forma individual lo hicieron, pero eso no se promovió desde la organización”, añadió.
Nadie niega, sin embargo, que en la manifestación hubo altercados, a la vista de todos. “Pero no se hizo desde la Plataforma. La coordinadora unitaria recoge muchas sensibilidades... Es bastante obvio que cuando hay gente que corre el riesgo de señalar \[atacando\] objetivos concretos \[como bancos o cajas\] lo hacen porque se le quiere dar un contenido, señalar lo que está pasando”, cuenta Corrales.
Diversos estudiantes participaron además en una reunión el 2 de febrero organizada por Rereguarda en Moviment. En ella, se explicó el organigrama de Interior, detallando los cargos tanto políticos como técnicos del cuerpo, la forma de trabajar de la BRIMO (los antidisturbios) y se dieron consejos para aquellos que pudiesen resultar heridos. “Se desaconsejó” ser atendidos por las unidades del Sistema de Emergencias Médicas que van empotradas en el dispositivo policial, así como acudir a Centros de Atención Primaria cercanos a la zona de conflicto o al Hospital del Mar. “Es donde habitualmente se dirige la policial para pedir datos e imputar falsas denuncias a las personas que son allí atendidas”, recoge un documento resumen de la reunión colgado en la red. También se trató la posibilidad de “ir disfrazados (para evitar identificaciones)”, de negro, con capuchas o cascos.
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