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Cine (libre) de barrio

El Carabanleft exhibe películas con licencias ‘copyleft’ que permiten la copia y el versionado

Silvia Hernando
Fotograma del corto '72 horas: Autonomía obrera en la Barcelona de los años sesenta', que se proyecta hoy.
Fotograma del corto '72 horas: Autonomía obrera en la Barcelona de los años sesenta', que se proyecta hoy.

Para asistir al bullicioso proceso de grabación de una película no hace falta volar a Hollywood ni a ningún otro centro de la industria. Basta coger el metro. La parada, cualquiera de las que llegan a Carabanchel, que desde ayer celebra la segunda edición de su festival gratuito de cine copyleft, Carabanleft (hasta el 2 de marzo), organizado de manera asamblearia por una treintena de vecinos. Entre las actividades previstas, hoy arranca un concurso de cortos exprés con solo dos reglas: hay que rodar un máximo de cinco minutos en cualquier lugar del distrito, y hay que hacerlo en 48 horas. De espacios urbanos compartidos, las calles carabancheleras se transforman este fin de semana en improvisados estudios cinematográficos a disposición de quien los quiera utilizar. Y también en salas de proyección, en centros de conferencias y en puntos de encuentro y reflexión. Todo ello, claro, bajo la insignia de las licencias libres, que permiten compartir sin restricciones tanto las copias como las versiones de las obras. De ahí la reivindicación que lanzan desde el festival: “La cultura tiene que ser libre o no ser”.

Con sede en cinco centros autogestionados – El Eko (Ánade, 10); La Gatonera (Amistad, 9); La casa del barrio (Avenida de Carabanchel Alto, 64); Checoslovaquia34 (Matilde Hernández, 4, 1º) y Vaciador34 (Matilde Hernández, 34, 2º)-, Carabanleft acoge sobre todo propuestas documentales, desde algunas centradas en la crisis a otras que repasan el movimiento 15M, teorías no oficiales sobre el SIDA o la rehabilitación de espacios colectivos. “El cine copyleft es algo novedoso en nuestra sociedad, y como los documentales intentan llegar a más gente, esa puede ser la razón de que haya más”, explica una integrante del festival. “Pero seguro que con el tiempo se dará más ficción”. De esta, también habrá en cualquier caso media docena de muestras, que incluyen falsos documentales y cortos. Las proyecciones, originarias de toda España y de otros países como Chile o Suecia, se acompañarán de talleres y charlas para compartir conocimientos y experiencias. Además, se reservará un espacio para la intervención no programada, que hará hueco a situaciones e intervenciones improvisadas.

“El copyleft tiene como ventajas la conexión directa entre autores y consumidores, que pueden participar en la distribución de tus obras, que alcanzan así una mayor difusión”, explica Stéphane M. Grueso, que participa como ponente en una mesa de debate y cuya película 15M: Excelente, revulsivo, importante se proyectará en el Eko, ambas actividades el día 2.”El que las remezclen y las transformen y tú puedas aprender de ello también es otro punto a favor, además de que para el espectador es una experiencia mucho más grata si puede participar de alguna forma en la creación de la obra”.

Hasta hace poco cuna de la Semana del Cine de Carabanchel, el barrio, como denuncian desde la organización, ha ido perdiendo no solo este certamen, sino también la mayor parte de sus salas de cine, que se han reducido de cinco a una. “Lo que queríamos era recuperar ese espíritu”, señalan. “Nuestro objetivo es conocernos entre todos los vecinos y empezar a construir un lugar para crear, para que lo artístico también está vinculado a la revolución”. Procedentes de la asamblea popular de Carabanchel y de los centros autogestionados del distrito, los miembros del festival no cuentan con ningún tipo de ayuda para desarrollar la convocatoria, aunque planean vender camisetas o llevar a cabo otras actividades para recaudar fondos y mejorar la infraestructura para el año que viene. “Los compañeros de Carabanchel están haciendo un trabajo magnífico”, alaba Grueso, “y una vez más están demostrando cómo la sociedad civil es la que sustituye al Estado en su habitual dejación de funciones, en este caso acercando la cultura a la gente”.

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Sobre la firma

Silvia Hernando
Redactora en BABELIA, especializada en temas culturales. Antes de llegar al suplemento pasó por la sección de Cultura y El País Semanal. Previamente trabajó en InfoLibre. Estudió Historia del Arte y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y tiene dos másteres: uno en Mercado del Arte y el otro en Periodismo (UAM/EL PAÍS).

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