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Si solo hay una verdad, es un engaño

Economistas frente a la crisis desvelan las supuestas verdades científicas del neoliberalismo como ideológía en Claustre Obert

Ferran Bono
Cristina Narbona, ayer, en el paraninfo de la Nau.
Cristina Narbona, ayer, en el paraninfo de la Nau. TANIA CASTRO

La idea más repetida fue que en economía no hay una verdad científica que invalide al resto, que no hay un único camino para salir de la crisis y que no hay sólo una política posible. Lo que hay son valores ideológicos que son vendidos como infalibles para beneficio de unos pocos y también hay engaños premeditados que el tiempo desenmascara. Y la Comunidad Valenciana, especialmente, es un ejemplo de muchas cosas de lo que ha pasado en España en los últimos años. Desde un crecimiento del PIB por encima de la media, gracias al monocultivo inmobiliario y especulativo, hasta un hundimiento por encima de la media, espoleado por casos de corrupción y saqueo y por la destrucción del medio ambiente.

Fueron, en resumen, algunas de las cuestiones planteadas en la presentación de un libro que, significativamente, lleva por título No es economía, es ideología (Deusto), y que tuvo lugar en el seno de Claustre Obert, espacio de debate creado por la Universitat de València y EL PAÍS, organizado por el Instituto Francés de Valencia. El público abarrotó el paraninfo de la Nau para escuchar a los integrantes del colectivo Economistas frente al crisis y autores también del libro, la ministra socialista de Medio Ambiente (2004-2008), Cristina Narbona; la abogada y secretaria de Estado de Trabajo (2010-2011), María Luz Rodríguez; el economista y director en la Agencia Efe (1987-2005), Ignacio Muro; y el  economista y presidente de Red Eléctrica de España (1988-1997). El secretario general del PSPV, Ximo Puig, asistió a escuchar en primera fila a los excargos de gobiernos socialistas

Narbona concluyó incidiendo en la falsedad de que sólo es posible desarrollar una política. "Hoy, decir esto en Valencia se entiende mucho mejor que la última vez que vine aquí siendo ministra de Medio Ambiente", apuntó Narbona, una de las dianas del Gobierno de la Generalitat presidido por Francisco Camps por la derogación del trasvase del Ebro. Previamente, hizo hincapié en la necesidad de cuestionar el crecimiento del PIB "como indicador del éxito económico", sin recoger, por ejemplo, la destrucción de los recursos naturales. China es uno de los países que más crece en el mundo y con mayor índice de mortalidad por respirar aire contaminado (un millón de personas al año; 16.0000 en España). También cuestionó la reforma laboral. Si el País Vasco o Navarra tienen tasas de desempleo muy inferiores a la valenciana o a la canaria, aunque han aplicado la misma norma estatal, es porque tiene un modelo productivo diferente, diversificado, con un mayor peso industrial y más atención al I+D+i, explica. Narbona abundó en que la economía debe ir de la mano de la ecología y que la desigualdad está creciendo en España desde hace años.

Ignacio Muro criticó el "tópico ideológico" de que el sector exterior es el que debe salvar al país de la crisis, cuando entre el 56 y 60% del PIB es consumo interno de las familias. Puso el foco, sobre todo, en que el trabajador no puede ser considerado una mercancía sino un sujeto activo en las decisiones de las empresas, como sucede en Alemania, donde "la base del sistema empresarial es la cogestión". La innovación parte del valor añadido que aporta el trabajador, sostuvo. También fue muy crítico con la reducción salarial de los trabajadores, que penaliza la demanda interna.

La laboralista María Luz Rodríguez se centró en "desvelar los valores ideológicos que se presentan como verdades científicas". Es falso que la devaluación salarial y de los costes laborales creen empleo, como han demostrado los datos arrojados desde la puesta en marcha de la reforma laboral, que permitía una mayor flexibilización. En 2012 se perdieron 850.000 puestos de trabajo. Tampoco es cierto que, como decía también el exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el problema de la economía española es el coste del despido. De nuevo, Rodríguez recurrió a los indicadores tras la promulgación de la reforma laboral, que este mes cumple un año. En 2012 hubo más de 2000 despidos que en el año anterior y no se ha creado empleo. Además, consideró una falsedad esa "verdad científica" de que el modelo de negociación colectiva no se ajustaba a la sociedad moderna y había que cambiarlo. Descolgar los convenios colectivos de los de su sector, cuando más del 90% de los trabajadores españoles lo hacen en empresas con menos de 10 empleados, debilita al trabajador y "provoca la pérdida del valor de la igualdad".

Jorge Fabra, coordinador del libro, que ya va por su tercera edición, trazó un diagnóstico de la situación económica y sintetizó la filosofía que ha inspirado la obra colectiva. Puso énfasis en la importancia de la ética aplicada a la economía y a la política. "La lucha contra la desigualdad es irrenunciable", afirmó, antes de recordar que el éxito de Europa se fundamentó en los derechos sociales de los ciudadanos. "La economía debe estar al servicio de los ciudadanos y no al revés", agregó, antes de alertar de la situación de emergencia que vive España con 1,8 millones de hogares con todos sus miembros en paro. entre otras medidas, postuló un aumento de la presión fiscal, una reforma del sistema energético y una regularización y una liberalización -"bien entendida", apostilló- de la economía. 

El concurrido acto fue presentado por Fernando Rodrigo, coordinador del Área de Economía y Políticas Sociales de la Fundación Equo, y moderado por Francisco Álvarez, economista y expresidente de la Bolsa de Valencia.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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