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La asamblea de Caixa Ontinyent allana el camino a otro presidente conservador

La renovación de la última entidad valenciana está marcada por un pulso interno en el PP

Ignacio Zafra

La asamblea de Caixa Ontinyent ha despejado este martes el camino para que un afín al presidente de la entidad, Rafael Soriano, próximo a los círculos del PP pero enfrentado al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, tome el relevo al frente de la última entidad financiera netamente valenciana.

La clave en el proceso fue la elección de Vicente Gil, que accedió al consejo de administración por el cupo de los impositores y era el candidato de los populares. El otro candidato era Joaquín Torrejón, impulsado desde Esquerra Unida. Su victoria en la votación de la asamblea habría cambiado el equilibrio en el consejo de administración, que se renovaba de forma parcial. La entrada en el consejo de Gil garantiza, en cambio, la mayoría conservadora en el órgano que debe elegir al nuevo presidente.

El que más posibilidades tiene de relevar a Soriano es un hombre de su confianza, el cirujano Antonio Carbonell. El propio Soriano, que tiene en el consejo de administración a su hijo y a su yerno, intentó volver a presentarse, pero su candidatura fue abortada desde la Generalitat, que a continuación promovió a su propio candidato, Javier Aparicio. Una posibilidad que fue, a su vez, neutralizada por los afines de Soriano, que tumbaron la candidatura de Aparicio en la comisión electoral de la caja.

Caixa Ontinyent, una minúscula caja de ahorros vinculada a La Vall d’Albaida y sus comarcas vecinas, nunca había generado tanto interés. Pero el escenario económico y especialmente el financiero han cambiado completamente en poco tiempo. La caja es la única entidad valenciana que permanece en pie: el resto han sido nacionalizadas, vendidas o ambas cosas. Quizá por ello, la invisibilidad —que la mantuvo alejada de las inversiones ruinosas en las que los expresidentes de la Generalitat Eduardo Zaplana y Francisco Camps embarcaron a Bancaja, CAM y Banco de Valencia— ha desaparecido. La caja ha atraído el interés de las fuerzas políticas, con un pulso interno del PP de la provincia de Valencia incluido.

Caixa Ontinyent cerró 2012 con unos beneficios netos de 800.000 euros, un 17,6% menos que en 2011 después de destinar 15 millones a saneamientos y dotaciones. La caja mantuvo la tasa de morosidad en el 6,29%, un nivel que hubiese sido preocupante antes de la crisis pero que ahora brilla comparada con la media del sector, que se eleva al 11,38%. Los activos de Caixa Ontinyent no alcanzan los 1.000 millones de euros y tiene 52 oficinas concentradas en las comarcas centrales valencianas.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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