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Tijeras solidarias

Una peluquería de Sant Feliu de Llobregat corta el pelo a parados y jubilados un día a la semana por solo un euro

Unas clientas en la peluquería.
Unas clientas en la peluquería.Massimiliano Minocri

“No es un lujo cortarse las puntas, aunque lo parezca cuando suben el IVA del 8% al 21%”, observa Laura Medina, responsable de la peluquería que lleva su nombre. Este mes decidió poner su grano de arena para ayudar a los ciudadanos más maltratados por la crisis al impulsar la iniciativa M1€RCOLES. Los parados y jubilados de Sant Feliu de Llobregat (Baix Llobregat) pueden cortarse el pelo por tan solo un euro durante todo el mes. La idea se le ocurrió de tanto oír las disculpas de sus clientas, que cada vez eran menos “No es que no quiera venir, es que no puedo, me decían”, explica.

A la vez que eso sucedía, Medina fue descubriendo que había proyectos solidarios similares al que ha acabado montando en otros puntos del país. Se animó, lo comentó con la familia y decidió “regalar lo único que puedo, es decir, mi trabajo y mi tiempo”. Una vez decidido, Medina resolvió, junto con sus tres empleadas, trabajar de forma gratuita durante todos los miércoles de este mes, aprovechando la poca afluencia de clientes, por “la cuesta de enero”. Para evitar sufrir demasiadas pérdidas en el negocio, compraron un champú algo más barato y controlado los litros de agua utilizados.

La recaudación del miércoles se destina a entidades sin ánimo de lucro

En su opinión, cortarse o no el pelo cuenta, y mucho, para buscar un empleo. “La imagen personal es esencial para dar buena impresión en una entrevista de trabajo. No solo eso: tener una elevada autoestima es fundamental para ser fuerte cuando las cosas te van mal”, asegura. Medina y sus empeladas, además, se encargan de otra tarea, la de “hacer sentir bien a las personas”. “Las peluqueras hemos sido siempre un poco como el psicólogo del barrio. La gente te cuenta sus cosas y, al escuchar, ayudas a que se sienta mejor”, señala.

Todos los miércoles el tráfico de nuevos clientes ha sido considerable en el local. En parte, gracias a que la iniciativa se ha publicado en varios medios de la zona. Las estilistas han tenido que alargar incluso su horario de trabajo, de 9.00 a 19.00. El dinero recaudado se ha donado a diversas asociaciones sin ánimo de lucro. Al principio, rememora, “tuve que desmentir que hubiera alguna trampa. La gente no se creía que un servicio de imagen pudiera ser tan barato”. En su opinión, sin embargo, “los que no disponen de una buena situación económica también tienen derecho a cuidar su aspecto. Si nos vamos dejando en este sentido, conseguiremos la apariencia de una sociedad tercermundista”.

La idea surge de las clientas que perdía porque no podían pagar el servicio

Más que a parados, asegura Medina, sobretodo han atendido a pensionistas: “Supongo que a la gente joven le puede dar más corte venir”, opina. Entre ellos, recuerda la visita de un hombre mayor que entró en la peluquería acompañado de su hija y su nieto. “Con su pensión mantenía a toda su familia. Su yerno estaba en ese momento en una entrevista de trabajo. Nos dejó dos euros, dijo, para los necesitados”, relata.

La respuesta de los vecinos a la idea fue, a su parecer, “muy bonita”. “Te lo agradecen muchísimo, y eso hace que te valga la pena el esfuerzo. Hemos recibido muchos abrazos”, explica. Los efectos de la crisis que, lacerante, azota a barrios enteros, podrían mitigarse, reflexionó, si prosperara la idea de la cooperación vecinal. “Hay que despertar las conciencias”, considera. “No es difícil ayudar, hoy en día. Basta con transmitir positividad y alegría a la gente que lo pasa mal. Podemos fingir que no nos afecta, pero todos tenemos un familiar o un amigo en paro”, remacha. El miércoles se cerrará el ciclo solidario: “No quiere decir que no volvamos a hacerlo en el futuro, pero ahora le toca a otro seguir la cadena”.

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